Un cartel de Venezuela envió 100 kilos de cocaína a narcos de Ribeira por Holanda

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

La llegada a Europa
La Voz

La Udyco acusa al cabecilla en Galicia de querer mover el alijo en Suecia y Dinamarca

03 dic 2016 . Actualizado a las 09:14 h.

Holanda, Suecia y Dinamarca son los países que cierran el círculo geográfico de una investigación internacional contra el tráfico de drogas, con epicentro en Ribeira, que también implica, directa o indirectamente, a Colombia, Venezuela, Portugal y Cabo Verde. La operación, bautizada Globos y desarrollada por la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) de Galicia, en colaboración con la comisaría de Santa Uxía, se divide en varias fases. La primera, publicada ayer por La Voz, sitúa a una organización de narcos de Ribeira al frente de una operación para importar 1.300 kilos de coca desde el Caribe venezolano. El trayecto, previsto por mar, no llegó a materializarse, tal y como estaba previsto, entre febrero y marzo de este año. En abril, ya en la segunda fase del operativo, el objetivo era meter en Europa, a través de Róterdam, unos 100 kilos de coca con los mismos actores implicados: el mencionado cartel formado por colombianos y venezolanos y la citada organización afincada en la capital comarcal.

La Udyco, en unas diligencias muy completas y que denotan un gran trabajo invisible para la sociedad y los investigados, sitúa en el 12 de abril el punto de inflexión entre el alijo frustrado y los 100 kilos que entraron por Holanda. En ese momento, y según conversaciones telefónicas intervenidas, el presunto líder de la organización gallega, Francisco Javier Pérez, Fran, «demuestra rotundamente la inmersión en un nuevo proyecto de narcotransporte a través de Holanda». El sumario revela que los obstinados y frustrados intentos para lograr que la primera gran partida llegase a Galicia harían que los mismos socios iberoamericanos informasen del envío del segundo alijo a través de los Países Bajos, para su posterior distribución en el norte del Viejo Continente, concretamente en Suecia y Dinamarca, según consta en las diligencias policiales.

En el mismo mes de abril, y según la Udyco, se evidencia, gracias a las pruebas acumuladas, que la organización gallega empieza a utilizar en sus conversaciones la palabra clave «Yolanda». El objetivo no era otro que hacer un juego de letras con el que referirse al país al que sí llegó el alijo, Holanda. Para concretar los detalles de esta operación, y cerrar los flecos de la frustrada, existe constancia de que narcos de Ribeira acusados en el marco de la operación Globos se desplazaban a Padrón y Santiago para llamar a sus socios en Sudamérica a través de una cabina ubicada en la avenida Compostela y un locutorio, respectivamente. Cabe decir que la misma cabina ya fue utilizada por los mismos investigados en enero y febrero para intentar completar la primera operación de narcotransporte por mar.

Viaje a Róterdam

El seguimiento realizado por la Udyco sitúa al mismo Fran viajando a Róterdam el 18 de abril para encargarse, presuntamente, de distribuir la partida de coca que acababa de ser desembarcada en el puerto de la ciudad. Los investigadores concluyen que ese elijo habría sido transportado en un buque mercante, posiblemente escondido dentro de un contenedor que llegó a tierra sin mayores complicaciones. Fruto de los seguimientos, y de los muchos teléfonos intervenidos -la Udyco hace referencia a los numerosos dispositivos móviles que los gallegos usaban para intentar despistar a los agentes-, la Policía Nacional sitúa en este complejo escenario a un hombre natural de Ribeira y vinculado profesionalmente a Suecia y Dinamarca a través de una compañía de transporte para la que trabaja en el primero de estos dos países nórdicos.

Este nuevo sospechoso, del que con el tiempo se conoció su identidad aunque no se pudo probar su participación y, en consecuencia, no está imputado, sería el encargado de colaborar con la organización gallega para mover la droga en los países en los que él trabaja. Para ello contactaría con un tercer individuo de nacionalidad sueca que, según las citadas diligencias, también pasaría a formar parte de la operación. El 26 de abril se tiene constancia de que Fran ya está en Ribeira, tras hacer escala en Barcelona para mantener algunos contactos. A partir de ese momento, y según se expone en la documentación judicial, Fran, y su más estrecho colaborador, Manuel Bretal, Goriño, empiezan a tener «una mayor actividad en lo que se refiere a contactos con presuntos traficantes que se dedican a distribuir drogas que ya se encuentran en nuestra comunidad, motivo por el cual han llegado a alquilar hasta tres vehículos a la vez, siempre usando personas interpuestas para obstaculizar la acción de los investigadores».

Dos posibilidades

La Udyco defiende que estos movimientos, y el sigilo con el que se pretenden llevar a cabo, responden a dos opciones: por un lado, que la organización de Ribeira lograra trasladar parte de la droga de Róterdam a Barbanza; la otra vía pasaría por un nuevo alijo que los ribeirenses habrían logrado recibir y que se disponen a mover fragmentado. A medida que pasan los días, incluso semanas, los agentes que seguían a Fran, y otras personas que trabajan para él, perciben que empieza a aumentar su nivel de vida realizando diferentes compras, como una embarcación en Verín o un coche nuevo que pone a nombre de una familiar muy próxima.

Entre mayo y los primeros días de junio, las reuniones, en diferentes localidades gallegas, se suceden entre los máximos responsables de la organización de Ribeira y presuntos clientes. La Udyco, en el marco de estos seguimientos, sostiene que diferentes personas, supuestamente ligadas a la organización de Ribeira, llegan a, presuntamente, realizar pases de mercancía o contactos con posibles clientes en Muros, Cangas, Meis, Vigo, A Coruña, Madrid y, por supuesto, otras zonas de la comarca que sigue ejerciendo de capital en el mapa global de la operación Globos.

A mediados de julio, y al tener constancia la Udyco de que los investigados afincados en Santa Uxía, y sus alrededores, podían tener almacenada una cantidad de droga importante se decide explotar la investigación con una contundente actuación policial. El resultado fueron numerosos detenidos a lo largo de varios días, siendo los principales imputados acusados de narcotráfico y pertenencia a organización criminal.

Un ribeirense afincado en el país sueco haría de enlace para distribuir la droga