Carta abierta al PSOE

Javier Romero Doniz
Javier Romero CRÓNICA

BARBANZA

12 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque, aparentemente, se respira cierta calma tensa en las filas socialistas tras el bochorno público que supuso la pelea chabacana vivida a golpe de tuit y en directo en la sede Ferraz, sostengo que esa guerra civil no ha hecho más que empezar. El partido está roto, y el problema principal (aunque sí muy grave) no era Pedro Sánchez, ni toda esa corte de palmeros que lo acompañaban y que ahora ha quedado demostrado que no eran tan leales como aparentaban. El problema del PSOE es crónico, viene de lejos y ha quedado reflejado en el sinfín de informaciones que han trascendido sobre las convulsiones internas que siguen marchitando la rosa y haciendo que el puño sea tan inofensivo como un peluche. Ya sé que habrá muchas claves que se me escapan, y que no todos somos politólogos, ni afiliados, pero sí votantes. Y como tal tenemos derecho a opinar. Tenemos derecho a valorar lo ocurrido en Ferraz como un asalto al alcázar socialista, entonces afectado por graves problemas de estructura y ahora en estado ruinoso y únicamente sostenido por la ilusión de los afiliados. La misma masa social que sigue siendo el pilar que sustenta a varias generaciones de cerebros amortizados que no han hecho más que hundir a un partido que en su día fue creíble y que ahora tiene tanto de obrero como Rajoy de carismático. Un partido cuyo futuro está abocado a una generación procedente de las bases y aupada prematuramente a cargos públicos y sin apenas pasado profesional. Una quinta de políticos que conocieron, e interiorizaron, demasiado jóvenes las peores prácticas de este circo, y que tienen la intención de seguir siendo las cabezas pensantes de los órganos de poder, y si las urnas lo permiten de cobrar todavía más del erario público apelando a su compromiso ideológico, las siglas o los ciudadanos.

Mientras, en la calle, está esa legión de concejales, militantes y seguidores que se vuelcan en cada campaña, en cada actividad que resulta necesaria organizar en beneficio de la sociedad sin esperar recibir nada a cambio. Los mismos socialistas que han dicho públicamente que la jugada ideada desde Andalucía por su lideresa regional, y otros varones, no está legitimada por la base, a la que siempre apelan los responsables para dar esa imagen de progres que no es más que pura fachada. Luego está Felipe González, que sigue ejerciendo de profeta sin explicar en qué momento cambió la lucha de clases por la colección de poltronas en consejos de administración de multinacionales, dinero e influencias. Pero eso, como decía antes, es política de altos vuelos, y nosotros, que estamos a pie de calle y no tenemos capacidad para entender las complejas estrategias de los líderes orgánicos, tendremos que seguir negando el voto a un partido en cuya cúspide siguen dándoselas de obreros, y eso, señores mandamases socialistas, es reírse a la cara de la inteligencia de todos los españoles.