Más de cuatro mil niños devolvieron la vida a las aulas en el inicio de curso

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Las falta de profesores y las obras marcaron el primer día en infantil y primaria

13 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La de ayer fue una mañana de nervios, ilusión, y alguna que otra pataleta a la hora de separarse de los padres, especialmente para los niños de 3 años que vivían su primer día de colegio. En total fueron algo más de 4.300 los alumnos que en Barbanza dejaron atrás las vacaciones para iniciar el curso escolar y devolver la vida a unas aulas vacías y con los corchos en paños menores.

El día de los reencuentros y las presentaciones transcurrió sin apenas incidencias. Eso sí, en algunos centros educativos los estudiantes se encontraron con vacantes de profesorado pendientes de cubrir y obras sin finalizar. En Carnota, por ejemplo, se vieron ayer sin el profesor de religión que se encarga de dar la asignatura en las unitarias y los dos colegios, al no presentarse el sustituto «en teoría, xa nomeado», para cubrir al titular de baja.

Asimismo, echaron también en falta al especialista de audición y lenguaje asignado para las escuelas de A Pobra, desde las que confiaban en que se tratase de un simple retraso, como el que afectó a algún autobús del Maestú Sierra que se lio con los horarios y dio una pequeña prórroga a los escolares en su reencuentro con los pupitres.

En algunos centros, muchos de los trabajos se realizaban a última hora, con el reloj corriendo en contra. El servicio de limpieza se hizo de rogar en la unitaria de Comoxo (Boiro), aunque acabó llegando por los pelos para dejarlo todo listo para la vuelta de los niños.

En O Son, como cada año, la resaca de las fiestas del Carmen hacía que se ausentasen varios alumnos, si bien es cierto que la mayoría fueron cumplidores. Y, en el caso de los estudiantes del CEIP de Portosín, se encontraban con el colegio en pleno cambio de ventanas, unos trabajos que en estos primeros días se rematarán en convivencia con las tareas lectivas. «A todos nos cuesta arrancar», resumía un conserje noiés.