Denuncian la proliferación de lazos en la sierra para capturar jabalíes

BARBANZA

DANI GESTOSO

Ganaderos, cazadores y colectivos animalistas afirman que se trata de una práctica extendida

16 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La colocación de lazos en los montes de la comarca para capturar jabalíes u otro tipo de animales salvajes no es nueva, aunque hacía algún tiempo que no existían denuncias al respecto. Sin embargo, ganaderos, cazadores y colectivos animalistas señalan que continúa siendo una práctica muy extendida e, incluso, alertan de que en los últimos tiempos prolifera de nuevo. El ganadero pobrense Manel Casal asegura que los montes de la zona están plagados de ellos y el exsecretario de la sociedad cinegética de Noia, Ramón Abeijón, habla de «puntos quentes» y subraya que «por desgraza abundan».

Actualmente, ateniéndose a los testimonios aportados por quienes mejor conocen el terreno, la franja más conflictiva parece encontrarse entre Lousame y Porto do Son. De ello da buena cuenta la experiencia vivida esta semana por el ganadero José Ángel González que, junto a otros profesionales de la entidad Curro das Canizadas, tiene reses en una zona de pastoreo de setecientas hectáreas.

Desde el lunes, José Ángel González ha encontrado nada menos que cinco lazos distribuidos en diferentes puntos, en uno de ellos se quedó enganchada una de sus vacas. Relata que tres de ellos estaban en las proximidades del río, al que acuden a beber los animales, mientras que el otro par estaban en zonas de paso de las reses.

Explica que se trata de lazos fuertes, pensados para coger animales de cierta envergadura y explica: «Están ben colocados. Quen os puxo sabe o que fai, non foron deixados de forma aleatoria».

Desaparición de potros

A esto se une el hecho de que, según explica, otros propietarios que también tienen sus reses en esa amplia zona de pastoreo le comentaron que hace días que no localizan a media docena de potros. Él mismo tardó día y medio en encontrar a la vaca que se quedó enganchada en una de estas trampas.

Diversos cazadores comentan que en más de una ocasión se han encontrado animales en estado de descomposición que se habían quedado atrapados y las sociedades cinegéticas han alertado en varias ocasiones al Seprona de o sucedido.

También colectivos animalistas como Vox Ánima están al tanto de la colocación de trampas y así lo indica José Carlos Vidal: «Periódicamente nos avisan de la existencia de lazos que se colocan en el monte para capturar depredadores. Esta es una zona en la que suelen ponerse muchos».

Explica José Carlos Vidal que, recientemente, un joven que estaba paseando con su perro por montes del término sonense tuvo un incidente. De repente el chico dejó de ver al animal y se puso a buscarlo, hasta que lo encontró medio asfixiado con la cabeza metida dentro de una de esas trampas. José Carlos Vidal señala que estas prácticas están muy extendidas.

Detonadores de propano o cabello son métodos usados para espantar a los cerdos salvajes

Los ataques de los jabalíes son una de las principales amenazas a las que deben hacer frente los ganaderos de la comarca. Su extrema virulencia -en una sola noche han llegado a destrozar casi por completo fincas de dos hectáreas en Mazaricos- provoca que los agricultores utilicen los más variados métodos para mantenerlos alejados de sus cultivos.

Los más utilizados en la zona pasan por ser los detonadores de propano. Artefactos que, enganchados a una bombona de gas y a un temporizador, lanzan fuertes explosiones con el fin de asustar a los animales. Otros optan por esparcir en sus fincas distintas cantidades de pólvora o cabello humano, frascos de colonia o bolas de alcanfor, apoyados en la creencia popular de que el buen olfato del mamífero lo vinculará con la presencia de personas y lo disuadirá de acercarse al maíz.

Los hay que rocían trapos con gasoil o dejan radios encendidas en las fincas creyendo que tanto el fuerte olor del combustible como la música mantendrán a raya al animal. También existen ganaderos que prefieren colocar cintas plásticas en sus fincas que, en contacto con el viento, provocan una especie de silbido muy molesto para el cerdo salvaje.

Dentro de los métodos legales para controlar el ataque de los jabalíes también se encuentran varios productos fitosanitarios que pueden adquirirse en tiendas especializadas por precios que rondan los 30 euros. El más conocido es una especie de pienso granulado, muy apetecible para el animal, pero que una vez lo ingiere le provoca una fuerte irritación que, según el fabricante, vinculará al sitio en el que lo comió evitando que vuelva.