Relevo generacional en la de A Pinchuda

BARBANZA

La nueva propietaria de la tienda estuvo arropada, en todo momento, por su antecesora y por sus hermanas

06 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Corría el año 1960 cuando Dolores Castro, una emprendedora de verdad, ponía en marcha su propio negocio en la zona boirense de Praia Xardín. Se situó tras la caja de un ultramarinos en el que los vecinos podían adquirir un sinfín de productos variados. Pasó el tiempo y su hija Lola Castro García tomó las riendas del establecimiento. Pero también a ella le ha llegado el turno de la dorada jubilación. Una de sus hijas, María Abuín, ha asumido el difícil reto de competir con supermercados y grandes superficies desde una tienda aliada con las tradiciones.

El traspaso de poderes se materializó durante una fiesta que sirvió para mostrar a amigos, vecinos y clientes la nueva imagen del local, que ha sido sometido a una gran reforma. Esta actuación integral fue aprovechada para rebautizar el ultramarinos, un proceso que no fue sencillo. Unos defendían que se llamara A da Pinchuda, el apodo con el que se conoce a la familia, mientras otros apostaban por A de Lola, en homenaje a las dos propietarias anteriores. Finalmente fue esta última denominación la que triunfó por aclamación.

Una huella del pasado

La nueva propietaria de la tienda estuvo arropada, en todo momento, por su antecesora y por sus hermanas, Helga, Ana y Espe. Además de un montón de felicitaciones y de buenos deseos, María Castro recibió un regalo muy especial. Emilia Martínez, la decoradora del bajo, y Jesús Louzao, el constructor, le entregaron un cuadro hecho con baldosas decoradas que fueron rescatadas cuando se levantó el suelo primitivo del negocio. Se trata de una huella del pasado que, junto con una interminable retahíla de recuerdos y anécdotas, forjan la historia de una aventura empresarial que tiene muchos capítulos por delante.