La guardiana del 4G en Wimbledon

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

cedida

Una boirense está detrás de un equipo encargado del diseño de redes para las comunicaciones telefónicas

03 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En un tiempo en el que todo se tuitea, se plasma en Instagram y se retransmite por WhatsApp, ¿qué pasaría si se cae la red y los móviles quedan inoperativos en una gran ocasión como la celebración de la Nochevieja a orillas del Támesis o en pleno Wimbledon? Quien se encarga de evitar la tragedia y vela por que el 4G no falle en las citas multitudinarias es una boirense, Maura Outeiral García. La ingeniera está detrás del diseño de la red de comunicaciones de uno de los gigantes de la telefonía, Vodafone, en la capital británica, hasta donde le ha conducido una carrera llena de éxitos.

La vecina de Cabo de Cruz reconoce estar viviendo una de las etapas laborales más emocionantes. «Que los organizadores de Wimbledon me conozcan y confíen en mí si hay un problema es algo increíble», dice. Y tiene otras ventajas: «El lunes, después de comprobar que el equipo desplegado funcionaba correctamente, me pasé el día viendo partidos de tenis», confiesa tras soltar una contagiosa carcajada.

Llegar a dirigir a otros ingenieros en una empresa internacional fue un camino «con muchas vueltas», admite Outeiral, quien hace un alegato de la enseñanza pública apoyándose en su propia trayectoria. «Estudié en el cole de Valiño y en el instituto de Barraña, como todo hijo de vecino», cuenta, en donde siempre destacó por sus buenas notas.

La joven que soñaba con pilotar

«Podía escoger la carrera que quisiese y acabé en Vigo estudiando Ingeniería de Telecomunicación porque era buena en física y, en aquel momento, esa era una carrera en auge de la que la gente salía con trabajo», explica la boirense. Fue una decisión puramente racional, no vocacional, porque en el fondo siempre quiso ser piloto de aviación, pero las opciones de irse a Estados Unidos a esa edad para cumplir el sueño eran pocas.

Ocho años tardó en conseguir el título. «Fácil no es. De vez en cuando aún sueño que no acabé la ingeniería», dice entre risas Outeiral. Se especializó en radiocomunicaciones y su proyecto de fin de carrera sobre sistemas de antenas para 4G la llevó hasta Aveiro (Portugal), en donde continuó la investigación con una beca.

Más tarde, le surgió la oportunidad de trabajar un año como becaria en el departamento de ingeniería de radiocomunicaciones de Vodafone en A Coruña. «Nunca había estado en una empresa privada y me apetecía vivir esa experiencia», relata, aunque no tardó en darse cuenta que aspiraba a más.

«Las opciones en España era ser una mileurista que trabaja para una subcontrata de una empresa y, después de todos estos años, tampoco veías la posibilidad de evolucionar, por lo que empecé a buscar fuera», continúa la crucense.

Con su currículo, no tardaron en llegar las ofertas e hizo las maletas con destino a Francia. Allí trabajó dos años en el laboratorio aeroespacial de Toulouse, en un proyecto de investigación de la Agencia Espacial Europea (ESA), «la NASA de Europa», señala. Pero Vodafone de Inglaterra le seguía la pista desde hacía tiempo y, después de rechazar sus ofertas en varias ocasiones, la filial la tentó con un puesto de ingeniera en la parte de diseño de la red de radiocomunicaciones. Poco después de un año, le llegó el ascenso, «algo impensable si me hubiera quedado en España», subraya Outeiral, quien lamenta haber sido una más en la fuga de cerebros.

Hace dos años y medio que la boirense desembarcó en Inglaterra, en donde disfruta de la vida cultural londinense, de pícnics y paseos por la ciudad. Aunque echa de menos el mar y la comida de aquí, especialmente el pescado y marisco, suele regresar al hogar cada tres o cuatro meses para matar la morriña. «Aunque haya conseguido todo esto no me olvido de dónde soy. Sigo siendo la misma niña que salió de Cabo de Cruz y no habría llegado tan lejos si no fuera por el apoyo de mis padres», admite emocionada.

Outeiral cuenta que vivió el reciente brexit «con un sentimiento de decepción muy grande» y ve con tristeza cómo empiezan a proliferar pintadas en el colegio español o en el centro polaco «que antes no verías». «Por ahora no hay nada que me haga replantearme mi estancia en Inglaterra, pero la economía está cayendo y tengo claro que ya he pasado una crisis en España y no quiero pasar otra aquí», manifiesta la boirense.