Otra de las mociones que suscitó un agitado debate fue la proposición, defendida por el nacionalista Ramiro Ouviña, para la elaboración y firma de un convenio para convertir la perrera municipal ribeirense en un refugio para animales de ámbito comarcal, bajo el criterio de sacrificio cero, y que se hagan campañas de sensibilización.
La propuesta había sido consultada previamente con el alcalde del municipio limítrofe, Manuel Ruiz, en el marco de una gestión a través de la mancomunidad Arousa Norte. Esta medida gustó al PSOE y el PP, alegando que centralizar la acogida en unas instalaciones supondría la rebaja del coste, pero la carencia de definición del proyecto produjo que no lo aprobasen.
Dudas sobre el lugar
En este punto también hubo intervención del público. Invitada por el gobierno, la activista Natalia Brión encarnó la posición de varias protectoras de animales de la comarca: Moura, Callejeros Barbanza, Arca de Noia y Vox Ánima. La presidenta de la primera declaró que las instalaciones ribeirenses no son reformables. Dijo que cada localidad debería contar con una sin que una empresa privada las dirija, favoreciendo que la gestión recaiga en el asociacionismo, idea avalada con más de 7.000 firmas.
La moción fue rechazada con los votos contrarios de PP y PSOE, la abstención de Nós Pobra y los votos favorables del BNG. Los argumentos de la marea estuvieron alineados con el discurso de las protectoras.