La resurrección de Javi Barrio

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

El riojano recuperó la sonrisa en Barraña, después de un año fuera del fútbol por una lesión de rodilla

23 may 2016 . Actualizado a las 21:45 h.

Javi Barrio (Logroño, 1991) resucitó en Boiro. Lo dieron por muerto, le pusieron el cartel de exfutbolista, algunos se atrevieron a augurar que no volvería a vestirse de corto. Su viacrucis empezó en enero de 2015, su rodilla se partió, el diagnóstico fue contundente: rotura del ligamento cruzado anterior, el riojano no volvería a golpear un balón en los siguientes 12 meses. El calvario solo acaba de empezar.

Forjado en las categorías base de la Unión Deportiva Logroñés, el Racing de Santander vio una promesa en aquel zaguero eléctrico y contundente en el juego aéreo. Se fogueó en el filial del club cántabro, dio el salto al primer equipo y llegó a debutar en Primera División y en la Copa del Rey. Vivió en sus carnes la descomposición de un histórico del fútbol español: «Se habían metido en UEFA y llegó el indio Ali Sayed, prometía mucho, pero defraudó. Cuando se marchó llegó otra directiva, que tampoco solucionó nada. Fue el apoyo de la ciudad lo que salvó al equipo de desaparecer».

En 2014 terminó contrato y no recibió oferta de renovación: «Después de cuatro años en el Racing me llamaron del Huracán, acepté, me gustaba el proyecto». Fijo en el once del club valenciano, que desapareció a principios de esta temporada por impagos a árbitros, fue ahí donde comenzó su calvario: «Solo pude jugar medio año y al terminar me comunicaron que no seguiría».

Era verano de 2015 cuando recibió la llamada del técnico del Guijuelo, Rubén de la Barrera, contaba con él, no le importaba la lesión: «Me convenció, sabía el tema de la rodilla, que todavía me estaba recuperando, pero me aseguró que no le importaba. Yo estaba muy ilusionado».

Patada por detrás

Cuando estaba a punto de recibir el alta médica, la rodilla volvió a darle problemas: «En noviembre tuve que volver a entrar en quirófano. Me tuvieron que extraer la grapa, me rozaba con la rótula y me causaba muchísimo dolor».

El riojano comenzó a perder el apoyo de los primeros meses: «El entrenador estaba conmigo, seguía confiando en mí, pero tenía claro que el director deportivo quería echarme en diciembre». La carta de despido le llegó el día de fin de año, mientras viajaba hacia Logroño para comer las uvas con su familia.

Publicó su carta de despedida en Twitter, que terminaba con una llamada al optimismo: «Espero mucho de este año 2016, espero poder dar lo mejor de mí y que todo vuelva a la normalidad. Espero estar a la altura».

Ese texto lo leyó el jefe de prensa de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), quien le ofreció formar parte de las Sesiones AFE, donde 22 futbolistas sin equipo compiten para encontrar un club: «Hicieron una excepción conmigo, sabían que todavía me recuperaba de la lesión, yo fui el jugador número 23, era la primera que lo hacían. Se portaron muy bien conmigo, me hicieron sentir como en casa».

Encontrar la luz

Se recuperó por completo: «Volví a entrenar con normalidad, me costaba, pero llegué a jugar unos minutos contra el Murcia en un amistoso, fue un día que recordaré siempre». Faltaban días para terminar la concentración y Barrio recibió la llamada de Sito Pérez: «Me presentó el proyecto, yo les comuniqué que necesitaba un tiempo de adaptación. Lo entendieron y acepté».

Confiesa cómo vivió el primer entrenamiento con el equipo barbanzano: «Salí de Logroño por la mañana, fueron siete horas de coche y al llegar vi un par de pisos con Sito. Cuando terminé fui para el campo. Estaba reventado, pero en cuanto vi el nivel, supe que estaba en un equipazo».

«Me arroparon desde el primer momento, no soy de aquí, no conocía Boiro, pero me ayudaron en todo», reconoce, mientras recuerda su debut en Barraña. Salió con el partido terminado y en segundos se fue expulsado. «No fue lo que sueñas cuando llegas, pensé que me iban a quemar vivo», afirma entre risas.

Javi Barrio afronta esta recta final con una sonrisa en la boca: «Venirme para aquí me ha venido muy bien, he tenido que pasar unos momentos muy duros, pero los problemas con la rodilla están olvidados, los domingos ya ni se resiente. Ahora tenemos que ir a por el ascenso, no será fácil, pero iremos a por todo».

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