«El Quijote»

Emilio Sanmamed
Emilio Sanmamed LIJA Y TERCIOPELO

BARBANZA

05 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

He visto el homenaje que le hicieron a El Quijote en el Congreso, con nuestros amados políticos haciendo una pausa en sus durísimas labores mientras escuchaban las palabras de Cervantes. Conmovedor. ¡Qué rictus de embriagada profundidad intelectual ponían! Quijote y Sancho, el soñador y el realista, «como mi señora y yo», pensó alguno con secreta picardía.

 

Son estos adalides de la cultura los que se han planteado hacer obligatoria la lectura de las aventuras del ingenioso hidalgo a los chavales de la ESO porque, como todos sabemos, lo que mejor funciona para que un adolescente ame un libro es obligarle a leerlo.

Ignorante de mí, siempre había pensado que ir allanando el camino del joven hacia El Quijote, dándole un «bagaje literario in crescendo», sería la mejor manera de que le resultara atractivo y llegara a él voluntariamente. El niño que empieza con Mortadelo, sigue con el Pirata Garrapata, Julio Verne, El Señor de los anillos, El guardián entre el centeno, Rimas y leyendas de Bécquer…. se va preparando, haciendo callo para la gran obra. Pero tal vez sea mejor la idea de nuestros patricios educativos. Como estoy gordo voy a apuntarme a la maratón de Nueva York en vez de empezar con distancias pequeñas, ¡es el método Quijote!

 

 

Hay que darles a los estudiantes las armas para disfrutarlo, transmitirles lo importante que es este libro en la historia del arte, pero no metérselo con calzador para que lo detesten. Y si un día les da por leerlo espontáneamente no se van a quedar embelesados como nuestros políticos, sino que se van a morir de risa y divertirse. Como me pasó a mí.