Vacas

Estevo Silva SOSPECHOSO HABITUAL

BARBANZA

25 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Tenía finalizada una columna bien distinta para hoy, mas la noticia de un nuevo caso de maltrato animal, esta vez a tiro de piedra de mi propia casa, me ha obligado a encender de nuevo mi maltrecho portátil, aunque en este momento me cueste trabajo dominar mis palabras viendo las crueles fotos aparecidas en este rotativo.

Se puede entender perfectamente a los ganaderos que sufren viendo como su trabajo no vale la pena, que los esfuerzos a los que se someten no sirven más que para aumentar sus deudas. Cuando venden la leche más barata que el pienso que compran para alimentar a las reses, las cuentas no dan. Naturalmente que un ser humano se puede ver desbordado ante la vileza de este sistema asfixiante y la connivencia de nuestros mandatarios, pero los casos que han salido a la luz estos últimos días van más allá.

Si te ves incapaz de mantener a unos animales, si no puedes siquiera malvenderlos -cosa extraña, porque si hay algo que abunda ahora mismo es gente dispuesta a aprovecharse de la desgracia ajena-, dónalos, regálalos o mejor todavía: si realmente buscas llamar la atención, ¡libéralos!

Pero la falta de empatía demostrada en todos estos casos es preocupante, digna de un canalla o de alguien con serios problemas psíquicos.

Ver a un emblema para nuestro país nadando entre sus excrementos es una imagen tan repulsiva como triste. Estos casos aislados -palabras textuales de la conselleira de Medio Rural- son otra prueba de que vamos mal, pero que muy mal.

Lo único positivo es constatar de nuevo que la gente de Vox Ánima sigue en la lucha. Bien por ellos.