Seguridad Social demostró que sí hay viejos roqueros que nunca mueren

X. NOAL RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

José Manuel Casañ y Javi Vela realizaron toda una exhibición de poderío musical.
José Manuel Casañ y Javi Vela realizaron toda una exhibición de poderío musical. marcos creo

24 abr 2016 . Actualizado a las 16:53 h.

Cuando a alguien que disfrutó de la movida de los ochenta y los noventa se le sugiere ir a un concierto de alguno de aquellos grupos, le entra cierta inquietud con lo que se va a encontrar: quizás los restos de una gran banda o el espectro que la vida desenfrenada ha dejado de aquel que te hacía saltar o meditar con sus canciones. Seguridad Social actuaba anteayer en Noia, la noche prometía lluvia y la decepción era una seria amenaza, pero el resultado fue todo lo contrario, y la banda desplegó una actuación excepcional, una demostración de que, efectivamente, hay roqueros que nunca mueren. Se encargaron de ello las canciones de José Manuel Casañ, los solos de guitarra de Javi Vela, el virtuoso bajo de Jorge Molina o el alto ritmo del batería Rafa Villalba.

Casañ abrió el concierto recordando que ya había actuado en Noia hace trece años, y que estaba encantando con lo bien que le trataron entonces y ahora. Pidió al público que se adelantara hasta la barrera, y rompió con Con mi rumba tarumba, canción con la que cogió desprevenido al respetable, que asistía al concierto en modo espectador, pero que fue empatizando con la banda valenciana a medida que esta iba interpretando uno tras otro sus mejores temas.

Hay excepciones

José Manuel Casañ demostró que efectivamente hay excepciones en esa percepción del decaimiento de las grandes bandas de la añorada movida que deambulan por los escenarios, y Seguridad Social es sin duda una de las que mantiene el listón de sus actuaciones en lo más alto, tanto que alguno llegó a sospechar que aquello tenía que ser un playback, pero la casualidad lo desmintió cuando Casañ perdió el micrófono, de tanto sacudir el soporte y de utilizarlo como guitarra, y la canción quedó sin voz, no así sin ritmo, porque Javi Vela dio un paso adelante y en el extremo del escenario se largó un solo de guitarra que ponía los pelos de punta.

Y si alguien del público no se había entregado a la causa a esas alturas del concierto, acabó rendido a los pies de los valencianos cuando interpretaron los temas de siempre, como Chiquilla, Quiero tener tu presencia, 1, 2, 3 mueve los pies... y así por espacio de hora y cuarto, y media hora extra de bises. Un concierto como los de antes.