La mano del hombre en punta do castro
23 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Era 1933 cuando el carabinero destinado en Porto do Son y aficionado a la arqueología Pablo Díaz realizó unas incipientes actuaciones en el castro de Baroña. A raíz de ese trabajo altruista y vocacional, la Administración acometió la primera intervención correctora sobre un yacimiento arqueológico de la que se tiene conocimiento en Galicia. Fue encomendada al catedrático de la Universidade de Santiago Sebastián González García-Paz y el trabajo se localizó en la misma zona en la que había trabajado Díaz: el tramo sudoeste de la muralla que cierra el segundo recinto y un grupo de construcciones.
DÉCADA DE LOS SESENTA
Cuatro campañas seguidas. Las siguientes actuaciones se sitúan a finales de los años sesenta, cuando el arqueólogo, etnógrafo y director del Museo Arqueolóxico da Coruña, José María Luengo Martínez, retomó las excavaciones realizando cuatro campañas consecutivas. A él le corresponde el acierto de haber sido el primero en intuir que el asentamiento se encuentra organizado en varios recintos ubicados a distintas alturas y separados por muros internos en los que se abren pasos, como la monumental puerta-escalera, que permiten acceder al segundo y tercer recinto.
Años ochenta
Proyecto ambicioso. El arqueólogo e historiador Francisco Calo, natural de Porto do Son, intervino entre 1980 y 1985 para desarrollar un proyecto ambicioso. Excavó en las zonas ubicadas alrededor de las áreas de trabajo desarrolladas por Luengo y García-Paz, además de en la puerta principal. Fue el primero en hacer un sondeo en el cuarto recinto, ubicado en la cuota más alta y que hoy sigue enterrado. Aunque Francisco Calo destacó principalmente por consolidar la totalidad de restos exhumados por García-Paz y Luengo (incluyendo las murallas), que presentaban un estado calamitoso y estaban abocados a desaparecer.
Los noventa
Limpieza y mantenimiento. Entre 1994 y 1999 fue el turno del arqueólogo Ángel Concheiro, que hizo trabajos de limpieza y mantenimiento de los recintos y consolidación de las estructuras en peor estado de conservación. En el año 2010, el mismo Ángel Concheiro, junto con el arquitecto Marcial Rodríguez, realizó, bajo encargo de la Xunta, un estudio del estado actual del yacimiento, en el cual llegan a documentar hasta seis zonas de impacto crítico que estos profesionales calificaron de comatosas.
recuperación del patrimonio