El patrimonio de la comarca sufre ataques de manera periódica

Javier Romero Doniz
J. ROMERO RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

SIMÓN BALVÍS

El caso del dolmen de Axeitos, en el municipio de Ribeira, es de los más sonados

27 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Está claro que algunos vecinos de la comarca son de gatillo fácil cuando tienen un espray de pintura en sus manos. Basta con hacer un poco de memoria (para eso no nada mejor que la hemeroteca) para darse cuenta de que lo ocurrido esta semana en los petroglifos de Os Mouchos, en Rianxo, no fue una situación aislada. Todo lo contrario. Los casos se cuentan por decenas con realizar un búsqueda no excesivamente pausada.

El caso del dolmen de Axeitos, en el municipio de Ribeira, es de los más sonados. En septiembre del 2008 amaneció una mañana con una mensaje de calado: «Ola tontos». Su limpieza supuso un lio burocrático entre el Concello de Ribeira y Patrimonio que también quedó para la posteridad retratado en negro sobre blanco. La Torre Bermúdez, en A Pobra, sufrió un ataque similar, tanto por el romanticismo de la pintada como por las consecuencias que arrastró en los despachos para restablecer la normalidad.

La iglesia de San Martiño, en Noia, un icono de la arquitectura eclesiástica gallega, lleva años padeciendo en su fachada, y concretamente en su pórtico de la entrada principal, la mala fe de algunos individuos que no tienen otra cosa mejor que hacer que apretar el botón superior de un espray para dejar su firma en este icónico edificio. El problema, atendiendo a este carrusel de hechos, es que no siempre se acaba cogiendo a los culpables.