Désiré Kouakou: solidaridad sin límites

marta lópez CARBALLO / LA VOZ

BARBANZA

El cura está al frente de la Fiesta Africana que se celebra mañana en Mazaricos

03 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde su llegada a España como sacerdote hace ya unos años, el marfileño Désiré Kouakou Tanoh ha colaborado en la organización de numerosas celebraciones solidarias para la promoción de proyectos educativos y sanitarios en el sur de Costa de Marfil.

Ahora, un año más, Mazaricos y África estrecharán lazos en una celebración organizada por la oenegé Egueire, presidida por el sacerdote. Será mañana, en el Colegio Público de A Picota: la fiesta alcanza ya la séptima edición, con comida y música tradicional de Costa de Marfil.

La formación de la población local constituye, explica el propio Kouakou, su mayor ilusión a la hora de impulsar este proyecto: «Deseo que se nos trate como a personas, no como a tercermundistas que llegan al continente a pedir limosna. Me gustaría que los africanos pudiésemos discutir como iguales con los países desarrollados».

Los organizadores de esta fiesta pretenden no solo concienciar a la población gallega de la necesidad de colaborar, sino también acercar aspectos culturales como la danza o la gastronomía del país: «Mostrar la cara más positiva de Costa de Marfil», afirma Désiré.

De familia acomodada, Désiré inició su formación en Sevilla en 1991, donde hizo sus primeros votos, para más tarde trasladarse a la Universidad Pontificia Comillas, en Madrid. En el año 2000, fue enviado en calidad de misionero a Burkina Faso, una de las zonas más pobres de África Occidental. En el 2005 comienza su andadura en tierras gallegas, primero como ayudante del sacerdote Xosé Manuel Pensado y más tarde como administrador de dos parroquias de Mazaricos y otras tres de Zas. En la actualidad, se encarga del servicio pastoral de dos parroquias de Cee y de San Pedro de Buxantes, en Dumbría.

Otros actos

La organización presidida por Désiré impulsa, además de la Fiesta Africana anual, otros actos solidarios con el fin de recaudar fondos para sus proyectos en el país sudafricano, como la cena navideña organizada el pasado año en Santiago de Compostela.

Tras su reivindicación de igualdad y dignidad para la población africana, se esconde su experiencia como misionero en Burkina Faso. Después de percatarse de la pobreza que asolaba a esta zona del continente, decidió no permanecer indiferente ante tal sufrimiento por lo que, tras su regreso a España, decidió fundar la oenegé que ahora preside, la Asociación de Cooperación Exterior Egueire.

Además de la ayuda económica, Désiré va un paso más allá al ofrecer colaboración en lo referido a la educación de la población, a su autonomía, sin llegar a depender de la ayuda de los países desarrollados.

El sacerdote confía en la posibilidad de romper estereotipos, de crear un vínculo intercultural entre lugares tan lejanos como Galicia y Costa de Marfil y cree, más que en nada, que «las gentes del mundo somos como el arco iris: los colores hacen la belleza».