La fachada enigmática de Olveira

Carlos García Bayón

BARBANZA

04 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Por una senda que comienza en Olveira se llega a Olveira de Arriba, Riveira. Al fondo, presidiendo el paisaje campesino de esta aldea, se halla Taume, alta orografía rocosa y punzante. En el curuto del monte, una cruz y una torre de comunicaciones. Por las corredoiras se detallan viejos muros, portalones, hórreos, un crucero, un reloj de sol en las bardas de un corral, casas con escalinatas de piedra y patín, perros ladrando, leiras, regatos.

Pasan tractores, cruzan palomas. Las que no cruzan son las vacas, ni los carros del país. Eso ya pasó de la historia. Pero en Olveira de Arriba queda, en las piedras de las casonas o de los muros decorados de líquenes áureos y ombliguitos de Venus, memoria y sabor románico. Es que Olveira de Arriba tiene años, siglos.

Andando por una de sus sendas, de pronto, me hallo con esta casona que ofrece el dibujo de Piedras Ilustres. Tiene delante un pequeño atrio con escaleras, cruza el agua de un regato y está cercada de paredes y sillares abrumados de vejez, ruinas, zarzas. ¿De qué tiempo es esta enigmática arqueología? ¿Quién la habitaba, algún clérigo, alguna noble dignidad? ¿Qué significan sus ventanitas con arco de medio punto? ¿Qué dice este pórtico con un diseño igual que el del pazo de San Lorenzo de Riveira? ¿Qué subraya la cruz tallada en el dintel?.

Son muchas preguntas las que hago y que no puedo contestar, pero la fachada de la casona está ahí, con su plenitud de belleza y enigma. La he dibujado con todo cariño precisamente por eso. Alguien la está arreglando, conteniendo que no se desmorone, realzando sus pasajes más notables. ¿Encontrarán entre los escombros algún detalle que desvela su enigma?. La llaman Casa de Millán.