El artista que esculpía cabezas

Antón Parada

BARBANZA

MARCOS CREO

28 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Siempre ha habido visionarios en todos los ámbitos profesionales. Ayer uno de ellos cogió sus herramientas por última vez, tras seis décadas de entrega a lo que era entendido como un trabajo para algunos y una expresión artística para otros. El peluquero y estilista Juan Ventoso Oujo se jubiló y dejó en manos de su pupila, Maruxa Martínez, el Salón Ventoso Peluqueros, que continuará abierto a su fiel clientela.

La historia de Ventoso se remonta al año 1954, cuando un joven aprendiz de peluquería daba sus primeros pasos en una barbería de la parroquia ribeirense de Carreira. Tras dos años como empleado, decide abrir allí mismo su propio establecimiento con tan solo 14 años. Más tarde en 1970, con la intención de llegar a un público mayor, instala el negocio al lado de la casa consistorial, en el casco urbano de Ribeira.

Iniciativas pioneras

El Salón Ventoso Peluqueros supondría una revolución en la comarca de aquella época. «Pretendíamos desterrar el concepto de barbería y ofrecer al cliente masculino servicios restringidos en ese momento al femenino», explicó el maestro peluquero que tuvo que importar las técnicas y estilos de ciudades como Madrid y Barcelona. Algunas de ellas para caballeros no habían ni llegado a la capital gallega, como el corte a la navaja, tintes, mechas, moldeados o maquillajes. Y por supuesto, el modelo de cita previa, inexistente hasta el momento.

La idea que se gestó en la mente del profesional innovador era la de sustituir el concepto de barbero e introducir el de estilista, que asesora sobre el peinado más adecuado según el tipo de cabello, la estructura facial o las nuevas tendencias estéticas. «Hacer realidad esto era muy difícil porque había que luchar contra unas costumbres muy tradicionales», relató Ventoso rememorando el escepticismo de los hombres a lavarse la cabeza previamente, algo que había implantado de forma pionera y les resultaba ridículo.

Manteniendo la posición vanguardista, incorporó a su esposa en 1973, convirtiendo el local en un salón mixto de peluquería. Este hecho le obligó a una formación continúa y a estar al tanto de los avances a nivel internacional, por lo que se integró en la asociación de profesionales de la peluquería, Intercoiffure. Esta vinculación llevó al salón ribeirense a participar en distintos certámenes y congresos a nivel mundial en puntos como Ámsterdam, París, Jerusalén o Nueva York. En dichos viajes, el matrimonio tuvo la oportunidad de conocer al considerado como mejor peluquero del mundo, el parisino Alexandre Raimon.

Prestigio consolidado

Como reconocimiento a todo el esfuerzo demostrado, Ventoso fue requerido en varias ocasiones como jurado en campeonatos de peluquería y recibió el Dolmen de Ouro en el 2003. También impartió cursos en Santiago para la prestigiosa marca Henry Colomer. Juan Ventoso Oujo se ganó la confianza de muchas personas que acuden incondicionalmente desde las cuatro provincias de Galicia. Una de las anécdotas mejor guardadas del profesional es una reciente epístola del presidente Mariano Rajoy a una recomendación estética: «En ella me indica que si pasa por Ribeira visitará nuestro salón».