La estela de un grupo único

borja oujo / r.i. RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MARCOS CREO

Los Tamara tocaron en la sala Olympia de París, tan solo después de Lola Flores, «La Faraona». Llevaron siempre a su tierra por bandera, siendo pioneros en interpretar poemas gallegos

29 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Ya lo decía el presentador radiofónico Joaquín Prat: «Ustedes, cuando escuchen a Los Tamara, van a conocer a un grupo vocal que no hay otro en España como él». Y es que este conjunto de origen noiés dejó huella por allí por donde pasó. Durante la Cuaresma de 1958, Enrique Paisal recibió una llamada que le cambió la vida. Prudencio Romo lo quería como integrante de su agrupación para participar en un concurso en Vigo. A partir de ahí, Los Tamara no dejaron de crecer. Puede decirse que fue uno de los grupos gallegos más grandes de todos los tiempos, sino el que más. En la ciudad olívica consiguieron dos contratos, uno en el Náutico y otro en la sala Marquesina, en la calle Príncipe.

En una de sus actuaciones el azar y su buen hacer les llevó a que se fijase en ellos la persona adecuada, que los contrató para ir de gira por distintos países del continente africano. Al regresar, se encontraron con Pucho Boedo, al que reclutaron. Cuando Antonio Vázquez, apodado Tocho, llegó a Los Tamara, estos ya eran conocidos. «Es como si hoy en día un niño jugase con Messi o Cristiano Ronaldo», afirma el músico, quien relata que era un gran seguidor de la banda antes de convertirse en integrante.

El conjunto gallego recorrió desde Francia hasta Suiza, pasando por Alemania. Su primera gran actuación en España fue en la sala Titos, en Mallorca, donde cantaban artistas como Frank Sinatra. También fueron los segundos españoles en tocar en la sala Olympia de París, solo después de Lola Flores. El éxito de Los Tamara alcanzó también Sudamérica, donde varias de sus canciones se convirtieron en número uno.

La banda barbanzana siempre llevó su tierra por bandera, y fue pionera en poner música a poemas de escritores gallegos. A muchas de sus actuaciones en el extranjero acudían gallegos emigrantes que residían en estos países. Para ellos, escuchar a Los Tamara era una forma de volver por un momento a su tierra, la emoción que sentían era enorme.

Saudades 73

Antonio Vázquez abandonó el grupo a principios de la década de los setenta para poder pasar más tiempo con su familia. El ritmo de las giras, que le hacían estar continuamente fuera de casa, le impedía compaginar su vida laboral con la familiar. Aun así, no quiso desvincularse de la música, pues formó posteriormente un conjunto bajo el nombre de Saudades 73. Fue profesor de la banda de música de Valladares y director de la de Mos. Por su parte, Enrique Paisal dejó Los Tamara tras la enfermedad de Pucho Boedo, en 1976. «El alma máter de un grupo es siempre el cantante, y otro como él no lo íbamos a tener», afirma Paisal al hablar de los motivos que le llevaron a marcharse. «Era un cantante increíble. Yo en Galicia no escuché a nadie igual», recalca.

Después de abandonar el conjunto, Paisal trabajó como pianista en el Hostal dos Reis Católicos. Además, se convirtió en director del Conservatorio de Música de Ribeira y de la coral del municipio barbanzano.

A pesar de que el grupo puso punto y final en aquella época, sus canciones siguen formando parte de la cultura gallega. Por supuesto, tampoco se olvidan de ellos en la villa noiesa, ya que está previsto que tengan un bulevar con su nombre.

antonio vázquez, «Tocho» y enrique paisal componentes de los tamara