Boiro dice adiós a su abuelo, un centenario fuerte como un roble

María Hermida
maría hermida RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

DANI GESTOSO

Francisco Triñanes murió a los 102 años. Hace un mes, aún con salud de hierro, brindó con los suyos en su cumpleaños

06 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

ADIÓS Al HOMBRE más longevo del municipio

Boiro acaba de quedarse sin su abuelo mayor. Ayer, sobre las nueve de la mañana y tras tres días de hospitalización, murió el hombre más longevo del municipio -en el padrón figura una mujer de 108 años, pero se cree que ya falleció, así que posiblemente este fuese el boirense más viejo-. Se trata de Francisco Triñanes Saborido, que tenía 102 años y era vecino del lugar de Rebordelo. De él, con un cariño tremendo, hablaban ayer algunas de sus nietas, que le recordaban como una persona «moi boa, tranquila e con moitísima memoria».

Francisco, que el mes pasado sopló las velas de los 102 y brindó con los suyos con la copita diaria de Sanson que le gustaba tomar, tenía eso que todo el mundo desea: muchos años pero muy bien llevados. Tal y como recordaban sus nietas, disfrutaba de una memoria exquisita que le permitía, hasta hace poco -en Navidad tuvo un achaque importante que le dejó un poco delicado-, jugar cada día la partida de tute o escoba en el bar de O Saltiño. Tal era su pasión por los naipes que sus amigos de la partida estuvieron entre los invitados de la gran fiesta que le preparó su familia cuando se convirtió en centenario.

Además, físicamente también tenía madera de roble. Hasta hace unos tres años ayudaba en todo tipo de tareas, desde la matanza de los cerdos hasta el cuidado de nietos y bisnietos. Y es que Francisco y su esposa, ya fallecida, formaron una familia grande. Tuvieron cinco hijos, que a su vez le dieron diez nietos y más de una docena de bisnietos. Él vivió siempre rodeado de los suyos. Actualmente, lo hacía con una de sus hijas.

Un día entrañable

Reunir a una familia tan grande no es fácil. Pero hace dos años se hizo un esfuerzo y casi toda la descendencia de Francisco estuvo presente cuando él sopló las velas de los cien años. Lo hizo en el restaurante Chicolino, en un lugar donde se dio cita también el alcalde para sumarse a la felicitación. Ayer, Juan José Dieste mostraba su pesar por la muerte de Francisco.

Por la mañana, su cuerpo llegó al tanatorio de Boiro. Ayer, hijos, nietos y demás familia abrieron su caja de recuerdos y trajeron a la memoria los momentos compartidos con este entrañable anciano; desde sus partidas de cartas y la enorme memoria de la que hacía gala a lo mucho que le gustaba recibir las visita de sus descendientes. Ahora toca decirle adiós. Aunque no del todo. Porque su recuerdo, como ayer se demostraba, permanece muy presente.

Tuvo cinco hijos, que le dieron diez nietos y más de una docena de bisnietos

Hasta hace tres años todavía ayudaba en tareas como la matanza de los cerdos