E l encuentro que cada año celebran en As Furnas los amigos y familiares de Ramón Sampedro es ya una tradición. No solo se repiten el escenario y el contenido del acto, una lectura de textos seguida del lanzamiento de claveles rojos al mar; también los protagonistas del sentido homenaje suelen ser, en cada edición, los mismos. La última, no fue una excepción. Medio centenar de personas capitaneadas por Pepe Vila cumplieron, desde la pedra maldita, con la obligación de constatar que la llama que un día prendió el tetrapléjico sonense sigue viva. Fueron varios los que pusieron voz a las reivindicativas palabras que un día escribió el propio Sampedro; entre ellos, los sobrinos Martín Casais Sampedro, que se decantó por unos versos titulados Un amigo; Adrián Sampedro, que eligió Somos diferentes; Bárbara y Rebeca.
Pero en As Furnas, ayudando a difundir el mensaje de Ramón, estaban también varios representantes de la asociación Derecho a Morir Dignamente, como Carmen Vázquez, expresidenta de la delegación gallega de la entidad; y Joaquín Fernández, procedente del País Vasco. Fue la sobrina del homenajeado Manola Sampedro la que cerró la lectura de unos textos que, como quedó patente, siguen teniendo hoy plena vigencia.
Tampoco pasaron desapercibidos el niño Manuel Maneiro Vila, encargado de repartir los claveles; o los integrantes de Queixucas, la agrupación de Xuño que puso la nota musical.