El Náutico de Boiro recibe la concesión definitiva del puerto deportivo de Cabo

Ramón Ares Noal
X. NOAL RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Portos de Galicia ha remitido a la entidad el acta y plan de reconocimiento del final de las obras

01 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El puerto deportivo de Cabo de Cruz ya está en condiciones de prestar el servicio para el que fue creado. Si las actuaciones emprendidas por el Náutico de Boiro habían concluido hace semanas, faltaba que se oficializase el fin de obra para dar el impulso definitivo a la marina. Y este ha llegado de la mano de Portos de Galicia, que ha remitido a la entidad la aprobación del acta y plan de reconocimiento final de las obras en la concesión que, por espacio de treinta años, administrará la entidad boirense.

Las características de la concesión son una lámina de agua de 20.772 metros cuadrados, una superficie en tierra de 4.579 y otros 61 de canalizaciones. En el acta remitida al Náutico, Portos reconoce que se efectuaron leves modificaciones respecto al proyecto inicial, pero que están reflejadas y no han tenido incidencia en el estado final de las instalaciones. Por todo ello, la autoridad portuaria aprobó el acta y el plan de reconocimiento final de las obras.

¿Qué significa este paso? Que el Náutico de Boiro ha cumplido dentro de plazo las condiciones de su propuesta para administrar el puerto deportivo, de hecho, finalizó las actuaciones seis meses antes de la fecha tope comprometida. Por ello, la entidad que preside Manuel Fajardo se ha hecho con la concesión definitiva para explotar la marina de Cabo de Cruz.

Inversión con fondos propios

En caso de que no hubiese cumplido los extremos de su compromiso, el Náutico podía perder la concesión, como ha ocurrido recientemente con otras entidades análogas de Galicia.

El Náutico de Boiro ha realizado un gran esfuerzo inversor para afrontar obras de gran calado, como la construcción de un relleno sobre el que se asienta la sede, o la instalación de unos modernos pantalanes, dotados de novedosas torretas y otras comodidades para los propietarios de plazas de atraque. Todo ello con un coste próximo a 1,5 millones de euros, importe que afrontó con fondos propios puesto que no recibió ninguna subvención pública ni tampoco ha recurrido a financiación de ningún tipo, lo que permite a la entidad estar totalmente saneada y libre de cargas para afrontar el futuro en un contexto económico complicado.