Paradojas, filias y fobias

Alicia Fernández

BARBANZA

13 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Quienes siguen esta modesta columna tienen sobradas pruebas de que la que suscribe muestra sin recato ni pudor, cual descarada jovenzuela, sus filias y fobias. Más a menudo lo segundo que lo primero, por aquello de mantener intacta la fama de cañera. Costumbre, la de la transparencia, incómoda en ocasiones y por lo general incomprendida. A pesar de lo cual gusta una de mojarse en un mundo donde la mayoría no lo haría ni siendo grumete del mismísimo Noé. Pues al agua vamos.

Hace unos días el gobierno de Ribeira llevó a pleno la propuesta de dedicar una calle a Ramiro Carregal, el trabajador más antiguo de Frinsa. Un letrero y unos metros de asfalto donde estará reflejado su éxito personal y empresarial. También lo estarán 1.800 sueños, en un país con cinco millones de pesadillas. Una iniciativa tan merecida como oportuna pero que tratada en el camarote de los hermanos Marx, en eso se ha convertido la escena política, da como resultado que los grupos de la oposición se abstengan o voten en contra a pesar de glosar al empresario. Por cuestiones de procedimiento, dicen ¡Pero qué procedimiento ni gaitas! ¡En este asunto prevale el merecimiento, oigan! Y en todo caso es al revés: voten a favor y hagan constar su desacuerdo con la tramitación. Me parece mezquino el proceder.

Ya puestos también nos mojaremos con cita electoral. O más bien, a mostrar mi debilidad por dos políticos de la comarca que siguen dando lustre a una actividad tan denostada como la suya. De una parte pone rumbo a la Cámara alta, a bordo del Arosa VI, su patrón José Luis Torres Colomer. Con viento de popa y spinnaker henchido por su experiencia y popularidad, a buen seguro arribará de nuevo, remontando el Manzanares, a la plaza de la Marina Española. Justo premio a una trayectoria política y a la labor desempeñada en los últimos cuatro años, sobre todo en los asuntos relacionados con el mar, que por ser discreta -a su imagen y semejanza- no fue menos importante e intensa. Para la comarca, sin duda, es importante disponer de un valedor del calado del ribeirense, sensible en lo humano y experto conocedor de nuestras carencias y necesidades.

Por otra parte, aunque con menos opciones, me gustaría que Rosana Pérez tuviese también merecido premio a su trayectoria y valores. Una persona consecuente, dialogante y con la capacidad de trabajo de la pobrense a buen seguro tendría un brillante papel en el Congreso. Sobre todo en momentos tan volátiles y difíciles como los actuales, cuando un día sí y otro también nos desayunamos con corruptelas y componendas, sería deseable que personas de tal valía y solvencia ocupasen escaño. Aunque solo fuese por higiene política, para demostrar que hay otras formas de hacer las cosas. Como por los votos es difícil que ocurra, no deseándole males a Francisco Jorquera, sí pedirle que ceda la mitad del mandato a nuestra vecina. Que merecido lo tiene. Así sea.