Roma y los traidores

Maxi Olariaga

BARBANZA

17 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Permítanme un poco de historia antes que nada. Decía la enciclopedia de la escuela de Doña Manola que Viriato fue un pastor lusitano que en el siglo II antes de Cristo combatió a los romanos en la Celtiberia con gran furia y éxito. Incapaces de vencerle, sobornaron a sus tres generales, Audax, Ditalco y Minuros que lo asesinaron en su campamento mientras dormía. Cuando los traidores pasaron por caja a cobrar la recompensa, el Pretor mirándoles con desdén pronunció la célebre frase: Roma proditoribus non praemiat -Roma no paga a traidores-. Y dicho esto mandó que fuesen inmediatamente ejecutados.

Hasta aquí el pasaje en el que los historiadores coinciden en lo fundamental. El Imperio corrompe a los tres hombres de confianza del caudillo militar ofreciéndoles oro y placeres sin fin en Roma. Hecho el trabajo sucio, no solo se ahorra los dineros pactados, sino que se los quita de en medio para siempre con el fin de que no tengan ocasión de contar a nadie la pérfida conducta romana en las cloacas del poder.

Según un reportaje de este periódico, el líder del Partido Popular de Noia, Antonio Pérez Insua, durante su discurso de presentación como candidato, pronunció la histórica frase, «Roma no paga a traidores», refiriéndose sin duda a los fundadores e ideólogos del partido independiente NOIA. Como ustedes saben la candidata a la alcaldía y dos o tres miembros más de esta lista militaron en el Partido Popular y gobernaron con Pérez Insua al que terminaron abandonando por, según dicen, su ineptitud como alcalde y líder del partido. Pero ahora, reflexionemos. ¿Qué quiso decir Pérez Insua? ¿Tal vez que él era Viriato y los concejales que lo abandonaron jugaron el rol de los traidores Audax, Ditalco y Minuros? Si esto es así, ¿quién o qué es Roma? ¿Quién pagó el salario de la traición? Podría ser el bipartito que gobernaba en Compostela o, apuntando más arriba, el mismísimo Rubalcaba que está en todo y todo lo sabe desde la fontanería del Ministerio del Interior.

Siguiendo el símil propuesto por Pérez Insua, podríamos también deducir que él mismo es el Pretor enviado desde Roma para decir a los aleves que de lo pactado nada y que en breve les presentaría a su verdugo de cabecera. De ser así, Roma sería el presidente Núñez Feijóo. Es verdaderamente un galimatías, un jeroglífico egipcio, un vivo sin vivir en mí el que nos ha provocado el señor Pérez Insua con esta cita histórica. Lo he meditado bastante y creo haber llegado a dar con la solución.

Yo creo que el candidato del Partido Popular, ofuscado, tiene muy claro que Marisol Villar y sus camaradas, son los traidores. Y creo también que él se cree Roma, Viriato y el Pretor. O sea, tres en uno como el famoso aceite necesario para engrasar las puertas del Concello el día de su entrada triunfal en palacio el 22 de Mayo si el pueblo así se lo concede con sus votos. Es Roma, digo, porque Roma es Noia y en ella gobernaba como un César. Es el Pretor porque da la orden de fulminar a los antiguos generales y es Viriato porque se quedó sin gobierno mientras estaba dormido o durmiendo, como diría Cela.

A día de hoy, los historiadores siguen sin ponerse de acuerdo sobre los verdaderos hechos en torno al trágico suceso en el que pereció un hombre que lo tuvo todo para ser un adalid triunfante en la descarnada lucha política. A lo mejor, ¿quién sabe?, Viriato se murió de neumonía y los romanos que son los que, como vencedores, escribieron la historia, nos contaron lo de los generales traidores. Vaya usted a saber.