Las reducciones llegan al 20% fuera de la línea de costa
20 ene 2011 . Actualizado a las 06:00 h.«O lo pagas o no lo tienes», así de contundente se expresaba ayer un agente inmobiliario de la comarca a la hora de referirse a los pisos que se encuentran a pie de playa. Todos los profesionales consultados coincidieron en señalar que los apartamentos levantados en estas privilegiadas zonas mantienen sus precios pese a la crisis. Es decir, que un inmueble emplazado en Coroso, por citar un lugar con mucho tirón en Barbanza, cuesta ahora unos 240.000 euros, lo mismo que antes de la recesión económica.
El motivo de que hayan bajado los precios en segunda línea de costa o en urbanizaciones emplazadas en los cascos urbanos, pero no a pie de arenal, hay que buscarlo, únicamente, en la oferta de suelo. La profesional Ana Domínguez, que trabaja en una agencia de Palmeira, explicaba que los apartamentos a pie de playa son los que son y es prácticamente imposible que vayan a levantarse más porque ya no hay terrenos disponibles. Esto significa que son prácticamente únicos y, además, muy demandados: «El que quiera primera línea tiene que pagarla. Es un tipo de producto diferente al resto».
Negociación
Lo que todos los agentes señalan es que sí resulta factible conseguir algún descuento negociando directamente con el vendedor o con la promotora. Lo que no se dan, ni parece que vayan a registrarse por muy mal que vayan las cosas, son reducciones generalizadas.
En cuanto a la situación en la que se encuentra el sector, el adjetivo más escuchado es «muy mal». Son ya tres años de recesión económica, la comarca está plagada de esqueletos de obras sin concluir devoradas por las malas hierbas y, por el momento, no se ve el final del túnel.
Claros y oscuros
«Hay gente que puede y quiere comprar, pero los bancos se lo ponen muy difícil»
José Caamaño
«Las promociones en las que no se han tocado los precios continúan sin venderse»
Ana Domínguez
Curiosamente, y pese a la crisis, parece que estos inmuebles continúan estando muy cotizados y no falta quien cree que puede hacerse con alguno a precio de ganga.
La representante de una inmobiliaria de Rianxo indicó que en el 2010 no lograron formalizar ninguna operación y que ya tienen todo dispuesto para cerrar la oficina rianxeira y refundir en un despacho ubicado en Padrón los dos que mantenían hasta ahora.
Los profesionales aseguran que ni tan siquiera entran curiosos en sus negocios interesados en preguntar. La gerente de un local señaló que las únicas operaciones que ha cerrado en los últimos meses, realmente, habían sido formalizadas hace tiempo y que solo faltaba realizar las escrituras.
Ante la falta de ventas, y aunque al principio los precios se mantenían, desde hace un tiempo los promotores han comenzado a reducir las tarifas. Los descuentos dependen de innumerables factores, pero oscilan entre el 15 y el 25%, lo que significa que es posible hacerse por 80.000 euros con un piso nuevo que hace tres años podía rondar los 100.000. En este sentido, Ana Domínguez comenta: «Lo que se han movido son cosas cuyo precio se ha reducido».
Por su parte, el profesional José Caamaño, que indica que algunas promociones se están vendiendo al precio de la hipoteca concertada con los bancos por las constructoras, explica que puede transcurrir medio año hasta que se formalice alguna adquisición. En el caso de la compañía para la que trabaja, que también edifica, explica que se han acabado las obras que estaban en marcha y que, por el momento, no tienen previsto iniciar nuevos proyectos. Lo importante se sacar al mercado lo que todavía no tiene dueño.
En esta situación de parálisis por la que atraviesa el sector, siempre hay algunas excepciones. Por ejemplo, y pese a reconocer que las cosas no marchan en absoluto bien, José Caamaño manifiesta: «Mucha gente de fuera continúa solicitando información. Recientemente hicimos tres operaciones, con clientes de Barcelona, País Vasco y Logroño». Por su parte, Ana Domínguez explica: «En la segunda mitad del pasado año tuvimos bastante clientela. También es cierto que nosotros hacemos bastante seguimiento».
Otros, por el contrario, comentan que les resulta imposible calcular el tiempo que pueden tardar en cerrar una venta o precisan que, tras un largo período de sequía, en una jornada consiguieron formalizar dos adquisiciones.
Hasta hace unos años, Semana Santa y verano eran las épocas de mayor venta, ahora las cosas han cambiado.