1. Lo que se celebró el pasado fin de semana en Aguiño fue la sexta Semana Cultural Francisco Lorenzo Mariño pero, en esta ocasión, el cura fallecido compartió protagonismo con el teólogo Andrés Torres Queiruga. Con motivo del 70 aniversario de su nacimiento y de su inminente jubilación, el pueblo ribeirense quiso tributarle un sentido homenaje. El viernes, su trayectoria fue analizada por Engracia Vidal, presidenta de la asociación Encrucillada, y por el escritor rianxeiro Manuel Dourado Deira. El sacerdote volvió a convertirse en centro de todas las miradas el domingo, cuando ofició la misa conmemorativa del séptimo aniversario de la muerte de don Francisco. Lo hizo en compañía de Cesáreo Canabal, cura de Santa Uxía y administrador de la parroquia aguiñense, así como de Ramiro Canabal y de Rubén Aramburu.
La nota musical
2. Aunque la misa constituyó el colofón del programa diseñado para recordar a Francisco Lorenzo, la jornada dominical culminó con mucho ritmo en Aguiño. Lo puso la Coral Polifónica Municipal de Ribeira. La agrupación aprovechó la ocasión para dar a conocer parte de su repertorio, puesto que interpretó nueve temas. En nombre de todos los músicos, el director del coro, el ex Tamara Enrique Paisal, recogió una figura de cerámica gallega, en la que aparece representada una sirena, con una placa.
Momento lúdico
3 El encuentro de vecinos que tuvo lugar en el local parroquial tras la misa y el concierto de la coral fue el momento más lúdico de esta edición de la Semana Cultural. Estuvieron presentes, entre otros, el alcalde sonense, Xoán Pastor Rodríguez; y directivos de la asociación Francisco Lorenzo como Moncha Sampedro, Rosa Millet, Josefa Suárez, Marisol Ayaso, José Manuel Prado, Sara Reiriz, Teresa Sampedro, José Luis Paz y Dolores Ayaso.
Manifiesto y ofrenda
4. Como siempre, uno de los principales actos de las jornadas en homenaje a Lorenzo Mariño fue la ofrenda floral que el sábado tuvo lugar ante la tumba del párroco, en el cementerio de Noal. Unai González, presidente de la asociación de vecinos de Aguiño que lleva el nombre del sacerdote, se encargó un año más de redactar y leer el manifiesto.