Tres mil kilómetros y 40 horas de carretera para llegar a casa

BARBANZA

Las cancelaciones de vuelos en Europa afectaron a docentes y alumnos del Félix Muriel que regresan hoy en autobús

21 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Cuando viajaron, lo inesperado les estaba esperando. La muerte del presidente polaco Kaczynski y otras 95 personas que se repartían altos cargos políticos, militares y financieros del país europeo, condicionó su estancia en la localidad de Korczyna con motivo del programa de intercambio europeo Comenius. El pasado jueves y a 48 horas de regresar en avión a Barbanza, la erupción del volcán islandés Eyjafjalla volvía a sorprenderles poniendo un sobresalto más en su itinerario.

Con la noticia recorriendo Europa a la misma velocidad que la nube de cenizas procedente de la antigua colonia danesa, los profesores y alumnos del centro de secundaria de Rianxo empezaron a barajar las diferentes posibilidades reales que tenían de abandonar Polonia. «Fueron muchas horas de teléfono e Internet para mirar trenes y aviones, aunque al final fueron los compañeros polacos los que nos ayudaron», cuenta la profesora Rosa Suárez ayer por la tarde a su paso por la localidad francesa de Burdeos.

La colaboración de sus colegas docentes se materializó en el alquiler de una furgoneta con dos conductores con la que iniciaron el camino de vuelta el lunes a las 19.39 horas. «Calculamos que llegaremos mañana -por hoy- a las 09.30 horas» decía la misma profesora, quien explicaba que el trayecto en el vehículo arrendado concluirá en Irún, localidad en la que un microbús de una compañía boirense les espera para traerlos a casa tras 40 horas y unos tres mil kilómetros.

Un alto precio

La expedición rianxeira calcula que el coste del viaje de regreso ascenderá a «más de 3.000 euros, ya que hay que sumar 1.700 de la furgoneta, 800 del microbús, las noches de hotel, las comidas, desayunos y cenas, además de las incontables llamadas de teléfono que hemos hecho. Menos mal que por suerte tenemos tarifa plana de Internet», apunta resignada Rosa Suárez. Los niños, por su parte, dice la maestra, «están tranquilos ya que hicieron amigos en Polonia y estaban entretenidos. Nosotros seguro que no nos olvidaremos nunca».