Emblemáticos restos arqueológicos como el dolmen de Axeitos fueron pasto de los vándalos

La Voz

BARBANZA

24 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Los vándalos no se andan con chiquitas. Si ahora duele ver cómo pasaron por alto la importancia histórica de la iglesia noiesa de San Martiño, antes hubo que soportar que los gamberros dejasen su huella en otros lugares emblemáticos de la comarca. Por ejemplo, el dolmen de Axeitos. Sin importarles que se trate de la obra cumbre del megalitismo gallego, pusieron un «ola tontos» sobre su piedra. La Diputación tuvo que pedir permiso a Patrimonio y enviar luego a un arqueólogo para intentar que el yacimiento volviese a lucir sin ese fosforito garabato.

En A Pobra, también hubo que batallar largo y tendido con unas pintadas que alguien hizo nada menos que en la Torre de Bermúdez. Igual que con el dolmen, hubo que pedir permiso a Patrimonio. En aquel momento, la Xunta, de forma urgente, mandó a un equipo de técnicos para que evaluasen los daños y retirasen la pintura sin dañar el edificio. Es decir, todo un dispendio a cuenta de los vándalos.