Los dirigentes de la cofradía de Porto do Son han mostrado su malestar por la escasa vigilancia existente en el muelle de la localidad. El patrón mayor, Tomás Fajardo, comentó que la gota que colmó el vaso se produjo la madrugada del miércoles, cuando unos desconocidos se llevaron sobre 150 nasas, pertenecientes a un armador de la localidad, que estaban en el puerto.
El responsable de la entidad marinera indicó que esta no es la primera vez que roban aparejos de pesca de la zona, causando un importante contratiempo a sus propietarios.
Tomás Fajardo lamentó los hechos e insistió en la necesidad de aumentar la seguridad y control en el recinto portuario. Incluso propone la instalación de cámaras de vigilancia y más presencia de agentes de Portos. El dueño de las nasas, Peregrino Pérez Torres, señaló que tenía los aparejos en el muelle «coma moitos mariñeiros». El miércoles por la mañana se percató de que faltaban, por lo que presentó la correspondiente denuncia en el cuartel de la Guardia Civil. También pondrá el asunto en conocimiento de los vigilantes portuarios.
Pérez Torres está convencido que para llevarse los útiles de pesca los ladrones acudieron al lugar con un camión o una furgoneta. Además, dijo que los autores de los hechos tienen que ser del colectivo, «pois ninguén ven buscar unhas nasas se non son para usar. Seguro que foi alguén que quedou sen elas e veu collelas», indicó.
Cada artefacto de pesca tiene un valor de unos 20 euros, por lo que el importe del material robado ronda los 3.000.
El armador del Anita comentó que lleva una temporada sin salir al mar y tenía las caceas en el muelle pues no dispone de un galpón para el material en el puerto. Por ello, reclama más control para evitar que estos hechos se repitan.
Por su parte, Tomás Fajardo cree que desde la Administración deben implicarse más en vigilar la zona portuaria porque «os mariñeiros teñen aí o seu medio de vida». Desde el pósito hicieron mención a que las medidas de seguridad no son nada eficientes y recordaron que las barreras de acceso están siempre levantadas, por lo que al recinto puede entrar cualquier vehículo o persona que no esté autorizada.