«Que me tocase la lotería no influyó para nada en mi forma de ser»

BARBANZA

Manuel Castaño es un apasionado del entorno rianxeiro, pese a que estuvo en Cataluña 22 años
Manuel Castaño es un apasionado del entorno rianxeiro, pese a que estuvo en Cataluña 22 años CARMELA QUEIJEIRO

Después de toda una vida trabajando, este autónomo continúa siendo el primero en fichar en su empresa y el último en salir

06 ene 2020 . Actualizado a las 13:23 h.

Trabajo, dedicación y decisión. Con estas tres palabras se puede definir a Manuel Castaño Ces (Araño, 1945), un industrial del ramo de la construcción que, pese a llevar toda la vida trabajando, continúa siendo, a los 64 años, el primero en fichar en su empresa y el último en salir. Su faceta emprendedora la completa como agente colaborador de una entidad financiera. «No sé hacer otra cosa», sentenció.

Manuel Castaño es el mayor de cinco hermanos. Cursó hasta cuarto de bachiller, pero se puso a trabajar en el ladrillo muy joven, un oficio que conocía muy bien, pues su abuelo era contratista de obras y fue el que le inició en el mundillo del hormigón. Se casó muy joven con Josefina y tiene cuatro hijos: María José, Víctor, Miguel y Jordi.

Sus ansias por prosperar le llevaron a Cataluña. Corría el mes de febrero de 1965. «Fuimos en tren, en el famoso Shanghái, y tardamos dos días completos en llegar a Barcelona». Allí empezó de albañil y, poco a poco, con su esfuerzo y dedicación, logró hacerse con una empresa de reformas en el hogar. La gran demanda que tenía hizo que tuviese que ampliar el negocio abriendo un local para la exposición de cocinas y baños. «Era la época dorada de principios de los 70», recuerda con cierta nostalgia.

Pero la economía echó el freno cuando empezó a correrse el rumor de que Franco estaba enfermo: «De repente se paralizó todo. No había obras y el paro, una palabra que no se conocía hasta aquel entonces, empezó a repuntar como la espuma».

Empezar de cero

Manuel Castaño decidió entonces volver a su tierra. Con la experiencia acumulada de 22 años en Cataluña, montó una nueva firma: Distribunosa. «Tuve que empezar de cero como quien dice. Con muchas deudas y quebraderos de cabeza abrí el negocio y, poco a poco, se fue prosperando», apuntó.

Pero todo cambió el 22 de diciembre del 2003. El premio gordo de la Lotería Nacional cayó en Rianxo y Manuel Castaño tenía en su poder dos décimos. Es decir, cerca de 400.000 euros del ala. ¿Qué hizo? ¿Comprarse un deportivo? ¿Un chalé? ¿Irse de vacaciones a las Bahamas? No: «Invertí una parte en mejorar las instalaciones de la fábrica y en potenciar el negocio», sentenció. Y añadió: «Que me tocase la lotería no influyó para nada en mi forma de ser. Soy lo que soy, un trabajador que me ha costado mucho llegar hasta donde he llegado». Según él, su esposa le había planteado la posibilidad de que disfrutase más de la vida y no se centrara tanto en la compañía: «Aunque en un principio había aceptado su propuesta, la realidad es que continué con mi idea de potenciar el negocio».

Su mayor orgullo es, además de su familia, ver que la empresa que fundó con tanto esfuerzo va cada cada año mejor. «Distribunosa consiguió en el 2007 ser una de las firmas mejor gestionadas de Barbanza, según el informe anual publicado por la Zona Franca de Vigo». La firma tiene 15 trabajadores y medio centenar de colaboradores repartidos por toda España.

Con 64 años a sus espaldas, el emprendedor rianxeiro se niega a abandonar el timón del barco. «No entra en mis planes jubilarme. Mientras pueda, seguiré trabajando, que es lo que más me gusta», apuntó.

Pero no todo es contabilidad en la vida de Manuel Castaño Ces. El cine y la música de los años 60 son su gran pasión, pero el deporte también ocupa un lugar privilegiado en su tiempo libre: «Me gusta mucho el fútbol. Soy seguidor del Barça porque viví en Barcelona 22 años, aunque no me considero un fanático. Además, desde hace tiempo juego al ajedrez con chavales de 10 y 12 años».