Cuando el trabajo está en el remolcador mayor de Europa

Cristina Torres

BARBANZA

La tripulación del buque «Don Inda» considera el barco como su segunda casa

10 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Trabajar en el buque Don Inda no es fácil, se trata del mayor remolcador de Europa. Sin embargo, toda la tripulación asegura no cambiarlo por nada del mundo.

El barco se construyó hace ahora dos años y su base está al lado de Finisterre, en el seno de Corcubión. Tiene un hermano gemelo, que se llama Clara Campoamor y está en el Mediterráneo, aunque el de Finisterre es mucho más bonito, según asegura su capitán.

La labor de quienes están allí es salvar a cualquier barco en situación de peligro, luchar contra la contaminación marina e incluso realizar actividades antiincendios. Todos son asuntos que requieren una alerta continuada. Juan Ortiz, capitán del buque, afirma: «La responsabilidad es enorme, es un trabajo que exige estar siempre despierto, no puedes pensar nunca que vas a tener un día tranquilo, puede pasar cualquier cosa en cualquier momento. No puedes levantar nunca la guardia».

Debido a esto, aún cuando el barco está atracado, la mitad de la tripulación está siempre a bordo y el resto, si salen, llevan siempre sus móviles para volver a embarcar en tiempo récord si es necesario. Todos y cada uno de ellos están mentalizados de que su trabajo exige este requisito.

En total, ahora mismo son veinte, aunque cuatro de ellos están en prácticas. Su capitán es Juan Ortiz y asegura estar encantado con todos y cada uno de ellos: «Aquí la convivencia es excepcional, realmente es como tu segunda casa, pasas muchas horas aquí y eso hace que surjan grandes amistades. Desde luego, la buena relación hace que el trabajo se haga más llevadero y relajado».

Los alumnos aseguran estar viviendo la mejor experiencia de su vida. Estar embarcado en este barco resulta un sueño para cualquier estudiante. A él solo pueden acceder los que mejor expediente académico obtienen.

Sueño cumplido

Uno de los afortunados en obtener una plaza durante un mes en el barco, Juan Sambad, comentó: «Tengo mucha suerte de estar aquí. Todos los de mi clase querían venir, es como la meta más alta que te pones. La verdad es que me imaginé esto de otra manera, me sorprendió para bien. Los superiores te dejan tocar en todo, que es como realmente se aprende. Y la relación con la tripulación es excepcional y maravillosa».

Aída Naya es otra de las personas que hace prácticas en el Don Inda. Su experiencia, al igual que la de Juan, es inmejorable. Al preguntarle cómo se siente siendo la única chica del barco afirma que todos lo tratan como una reina y casi se siente mejor que en casa.

Quizás el compañero más querido sea Antonio Campos, el jefe de cocina. Todos hablan maravillas de él. Y, de hecho ,es conocido como el rey de las tortillas. Él, por su parte, afirma que las verduras es lo que menos gusta, y el mayor éxito se lo lleva el chuletón al cabrales. El fin de semana Campos les prepara una gran variedad de pinchos. Para romper un poco con la rutina.