Los socavones se suceden tanto en los caminos de tierra como en las calzadas dotadas de pavimento

José Miguel Río

BARBANZA

06 dic 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Llegar hasta la puerta del domicilio del ribeirense Luis Ferreiro, muy cerca del famoso dolmen de Axeitos, es una auténtica tortura. Él mismo se queja de lo mucho que padece cada vez que quiere acceder a su casa. Cuando afirma que el camino de tierra que hay para ello se encuentra en un estado muy deteriorado, resulta muy difícil imaginarse su lamentable conservación, que invita más a dar marcha atrás que a continuar el camino.

Esa situación le obliga a circular excesivamente despacio y a esquivar los numerosos socavones que se formaron, posiblemente debido a la erosión ocasionada por el agua de la lluvia o de algún manantial cercano. «Esa situación evitaríase se asfaltasen a pista, pero a Administración competente non parece estar moi preocupada», precisó el vecino.

Parches

Desde allí se dirigió al centro recreativo de Artes para resolver unos asuntos personales. Pasó con su coche por la carretera AC-303, de Oleiros a Corrubedo, que parece que fue reparada hace unos meses «pois aínda se poden ver as melloras que se executaron en boa parte do traxecto, con asfaltos de diferente tonalidade», dice el propio Ferreiro. Añadió que transitar por esa carretera se llegó a convertir en un auténtico riesgo para los conductores.

Siguió avanzando, y al llegar a Xenxides prefirió acortar por Os Canaveiros para llegar antes a su destino. Su idea no fue demasiado acertada pues, unos metros más adelante, se tropezó con un bache que atravesaba todo el ancho del vial y en el que los amortiguadores de su automóvil sufrieron más de la cuenta. Comenta que se abrió la carretera para meter las canalizaciones de la red de abastecimiento de agua y que luego solo rellenaron con tierra, pero que se fue hundiendo poco a poco.

Diferentes niveles

Lo que podría considerarse una situación excepcional se convirtió en algo habitual en el entorno del centro de Artes, donde hay varias arquetas y tapas de alcantarilla por debajo del nivel de la calzada, posiblemente fruto de sucesivos asfaltados sobre otros anteriores. En algunos lugares también se encontró con pequeñas elevaciones del asfalto, que Luis Ferreiro achacó a los deficientes materiales y a las raíces de árboles que crecen en las inmediaciones de las carreteras. Antes de volver a su casa pasó por Lixó, y se repitieron varias de las imágenes que ya pasaran por delante de sus ojos, sobre todo con socavones en todo el ancho de la pista.

Para evitar regresar a su casa por los caminos que ya había utilizado, decidió dar un pequeño rodeo, pero al final fue casi peor el remedio que la enfermedad, pues se encontró con otro tanto de lo mismo o incluso peor. Este vecino de Axeitos ya piensa que tendrá que llevar su vehículo al taller para revisar si los padecimientos que tuvo que soportar el automóvil le han ocasionado alguna avería demasiado severa.