Latas y palos que ahora son arte

Luisa Gutiérrez luisa.lopez@lavoz.es

BARBANZA

04 dic 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

La casa de cultura de A Pobra cuenta con una nueva exposición. Bajo el título Texturas, pobrenses y visitantes podrán disfrutar de una colección de cuadros elaborados por el vecino Cayetano Santos. Este pintor, que se describe como autodidacta, ha colgado en la casa Raquel Fernández Soler un buen número de trabajos. El artista dice que pinta por amor a la estética, y que en todas sus creaciones intenta plasmar la originalidad de las cosas. Como se puede comprobar en A Pobra, el creador elabora sus obras a partir de objetos cotidianos como pueden ser unas latas de conserva o unos simples palos. El sábado nadie se quiso perder el acto de inauguración. Además del alcalde de la localidad, Isaac Maceiras, y la edila de Cultura, Encarna González Montemuíño, también estuvieron presentes en la ceremonia inaugural muchos otros vecinos. La ocasión no era para menos, ya que no todos los días se puede ver una exposición tan sorprendente hecha por un pobrense.

En el Concello de Boiro, los Reyes Magos parecen haber llegado de forma anticipada. Ayer por la mañana se recibió un nuevo camión para el servicio de recogida de basuras. Se trata de un vehículo que costó 135.000 euros, y cuya financiación corrió a cuenta de la Consellería de Medio Ambiente. El alcalde, Xosé Deira, fue el primero en presumir de automóvil nuevo y, ni corto ni perezoso, se subió al transporte para probar su comodidad. Aunque no se atrevió a mover el bicho ni un milímetro, sí lo encendió y dio varios bocinazos. A pocos metros de él, los ediles Xoán León y Juan Jesús Ares también comentaban las bondades de este camión, con el que se espera mejorar en la recogida de desperdicios, sobre todo, en la zona rural del municipio boirense.

Los alumnos del Colegio Galaxia, que dirige Ana Amado, celebraron la semana pasada el tradicional magosto. Sin duda, los que más disfrutaron de la actividad fueron los peques del centro educativo, que portaron unas cestas, decoradas por sus profesoras, para que no se les cayeran los ricos frutos. En la celebración no faltaron los juegos ni, por supuesto, las sonrisas.