El ejecutivo noiés retiró un depósito de agua en desuso que había sido instalado hace más de 40 años en Barro

Sara Ares

BARBANZA

01 sep 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Los residentes en las denominadas casas sociales de Barro vieron ayer cumplida una vieja reivindicación. La demanda para la que obtuvieron respuesta consistió en la retirada, por parte del Ayuntamiento de Noia, de un depósito de agua que había sido instalado hace unos 45 años, y que llevaba varias décadas en desuso. El estado de abandono y deterioro en el que se encontraba la infraestructura entrañaba riesgos para los vecinos.

Los trabajos de retirada del tanque de hormigón comenzaron a primera hora de la mañana de ayer y, dada la complicada ubicación de la torre, con sus pilares encajonados entre dos casas y sus considerables dimensiones, se prolongaron hasta la tarde.

Los operarios contratados para esta intervención tuvieron que tomar numerosas precauciones para evitar ocasionar daños a los inmuebles emplazados en el entorno.

De hecho, fue necesario cerrar al tráfico una calle de Barro para poder instalar una grúa con la que desmontar y extraer el depósito de agua.

El alcalde de Noia, Rafael García Guerrero; y el concejal de Obras e Servizos, José Rodríguez Agulleiro, supervisaron los trabajos.

Inversión

El mandatario explicó que la actuación supuso un coste para las arcas municipales de 7.000 euros. Asimismo, indicó que el Ayuntamiento contrató los servicios de la empresa Galicorte para llevar a cabo estos trabajos.

Por otro lado, García Guerrero comentó que los habitantes de las viviendas sociales de Barro, inauguradas en el año 1962, llevaban años reclamando la demolición de la arqueta y recordó que ya durante su anterior etapa como alcalde le habían trasladado esa demanda, pero dijo que en aquel entonces no le había sido posible al ejecutivo local dar respuesta a esta solicitud.

Según declaró el responsable municipal, los vecinos se quejaron en reiteradas ocasiones del peligro y la inseguridad que suponía la infraestructura, debido al desprendimiento de trozos de cemento y a que los niños de la localidad trepaban por ella.

Algunos de los residentes en la zona expresaron ayer su satisfacción por la decisión del Concello de retirar el viejo depósito, que dejó de prestar servicio cuando se instalaron las conducciones municipales de agua.