Viviendas en penumbra

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA

BARBANZA

Crónica | Deficiencias en Oleiros Desde hace años, al menos el 70% de los vecinos de una parroquia ribeirense asisten impotentes a los apagones y a la falta de potencia que les proporciona la compañía

12 oct 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

?os ciudadanos de los núcleos de Sobrido, Muíños, Salmón y Baltar, en la parroquia ribeirense de Oleiros, tienen que decidir desde hace años entre encender el horno o poner las estufas. Lo de vivir en penumbra para ellos no es una novedad, y a determinados lujos de la vida moderna sólo pueden acceder por turnos. A veces no hay alternativa posible, como le ocurre a una familia cuando su hijo pequeño necesita que alimenten su estómago. En ese momento, toda la potencia que la compañía eléctrica suministra a la vivienda debe concentrarse en un sólo punto: el calienta biberones. Mientras en otras partes del universo reclaman una línea ADSL más potente, en Oleiros sólo quieren que el fluorescente de la cocina alumbre y no se quede a medio gas, como si estuviese a punto de dar su último suspiro. En estos lugares de Oleiros que, aunque parezca mentira, no distan más de cinco kilómetros de la flamante ciudad de Ribeira, la tarifa nocturna sólo es un anuncio publicitario. Varios osados con vocación vanguardista han intentado gozar de este servicio en sus domicilios. Misión imposible. Los propios instaladores se encargan de bajar a estos ilusos de su nube al advertirles de que, mientras las circunstancias no varíen, se trata de un gasto inútil porque no hay intensidad suficiente como para conectar lavadoras, radiadores, planchas y otros electrodomésticos propios de las grandes ciudades en una zona que no deja de ser una parroquia. Verano En verano la falta de potencia no se nota porque las necesidades energéticas son menores. Afortunadamente, en Oleiros no hace tanto calor como para que se haya extendido el uso del aire acondicionado. Llegado el invierno, los afectados ya saben lo que les espera. El empleo de los electrodomésticos hay que racionalizarlo, no se pueden poner calefactores en cada habitación y, por encima, encender la televisión, que está la vida muy achuchada y no se puede despilfarrar. Los aparatos deben usarse de uno en uno y, en el mejor de los casos, de dos en dos. Por si fuese insuficiente esa política de austeridad que los oleirenses deben llevar a la fuerza, la compañía eléctrica, según relatan los propios afectados, también interrumpe el servicio energético un día si y otro también. Aseguran los vecinos que, en invierno, a la menor racha de viento, las bombillas dejan de alumbrar por la tarde y no vuelven a iluminarse hasta la madrugada. Aunque estos ciudadanos asisten impotentes a este racionamiento energético por el que pagan mensualmente como si fuesen los más derrochadores, no están resignados. La Asociación Vecinal Dolmen de Axeitos presentó una queja en Industria. Esta consellería, que no parece dispuesta a consentir que los oleirenses vivan casi a oscuras, le dijo a la empresa eléctrica que tenía que dar lo que cobraba. Los vecinos esperan que este invierno sea distinto.