La historia del cine Avenida llega a su último capítulo

A. Hevia CORRESPONSAL | RIANXO

BARBANZA

HEVIA

Reportaje | Adiós a un edificio emblemático De la sala rianxeira inaugurada en 1945 y que cerró sus puertas a causa de un incendio, cuelga el cartel de «se vende»

16 mar 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

Con el cierre, en 1998, del cine Avenida, se clausuró una de las páginas más sentimentales de la historia de Rianxo. Inaugurada en 1945, la sala de la calle Rinlo fue en su día la de mayor capacidad de la comarca, con un aforo de 550 personas. Su actual propietario, José Resúa, ha puesto el local a la venta con la intención que sea restaurado. Este enamorado del séptimo arte pretende que se conserve así uno de los lugares más emblemáticos de Rianxo. «El cine nos abrió las puertas de la cultura y del saber en los duros años de la posguerra. En 1970, mi cuñado Antonio Piñeiro y yo lo compramos, pero no como negocio, sino como afición», recuerda. El Avenida compitió durante una época con el cine de Rubén, situado al lado del Ayuntamiento. Esta sala contaba sólo con un aforo de 150 personas sentadas y 50 de pie. José Resúa cuenta que no tenía más que un farol en el techo y no podía medirse a sus instalaciones a la hora de ofrecer películas de actualidad. Además de moderno, el Avenida era algo más que una sala en la que se proyectaban películas. Era un centro para actos culturales, escolares, lúdicos, políticos y religiosos, donde se bebía gaseosa y se comían cacahuetes y uvas pasas; y las chavalas paseaban como en una pasarela, luciendo sus modelos. «A película máis taquilleira foi Love Story. Lembro que coa entrada regalábanse uns panos, porque nunca vin chorar tanto no cine. Antes aplaudían, rían e choraban moitísimo, non coma hoxe», señala Resúa Otero. También recuerda que en aquellos tiempos la censura era enorme. Las películas llegaban cortadas a las salas, y el público gritaba y pateaba, echándole la culpa al operador. «Nunca entendín que porque unha señora amosara as pernas, a película tiña que ser para maiores de 18 anos, e non cando había asasinatos, guerras e cabezas cortadas», manifiesta José Resúa. El cine Avenida cerró sus puertas a causa de un incendio, un domingo por la noche, tras proyectar El mensajero del futuro , de Kevin Costner, al precio de 350 de las antiguas pesetas. El seguro no se quiso hacer cargo y, aunque sólo se quemaron unas butacas, toda la sala quedó ahumada y se estropeó la decoración. Pero esa es otra historia, la de los cines de aldea que se fueron para siempre y de los que ya nadie se acuerda.