La Televisión de Galicia emitirá en las próximas semanas el documental sobre la biografía del periodista gallego que firma Aser Álvarez
12 feb 2024 . Actualizado a las 09:40 h.Vuelve Julio Camba 62 años después de su muerte. Lo hace a través del documental Julio Camba, el hombre que no quería ser nada, que en las próximas semanas se estrenará en la Televisión de Galicia en su versión en gallego. Con el sello de Arrianos Producións y guion y dirección de Aser Álvarez se aborda un viaje onírico por la biografía del periodista partiendo del hotel Palace de Madrid. Allí pasó los últimos trece años de su vida y la bruma del último baño de aquellos que se daba a diario en la habitación 883 sirve de punto de partida para esta aventura audiovisual de 70 minutos de duración.
El documental transita por ciudades como París, Nueva York, Berlín y Londres, porque allí trabajó como corresponsal y de allí salieron los artículos con los que cautivaba a sus lectores, labrándose una fama y trayectoria que lo sitúa en el Olimpo del periodismo español del siglo XX. Al menos así lo entiende Aser Álvarez, que no oculta su fascinación por un personaje que descubrió hace muchos años y que le marcó profesionalmente. «Camba crea adición», dice.
Antes de este documental ya firmó el cortometraje O principio do mundo de Julio Camba, un encargo del Consello da Cultura Galega que profundizó en la primera etapa anarquista del periodista, y el año pasado comisarió la exposición de Afundación y Abanca Julio Camba, el hombre que no quería ser nada, coincidiendo con el 60 aniversario de su muerte; en 2024 presenta un nuevo trabajo y ya está pensando en montar una exposición sobre los viajes del escritor vilanovés por el mundo.
Lo inmediato pasará por sentarse ante la pantalla y meterse en los zapatos de Camba para conocer al personaje y su época a través del testimonio de sus biógrafos y de escritores y artistas, caso de Manuel Rivas, Siro López, Luis Piedrahíta, Xosé Antonio Touriñán, Belén López, Ramón Villares o Benito Leiro, entre otros.
También participan personas que le conocieron de primera mano y que desvelan que Camba era un hombre que siempre andaba justo de dinero, al que pese a su talento no le gustaba nada escribir, que jugaba al póker en el casino de su pueblo y que apreciaba tanto unas sardinas asadas como aquellas delicias culinarias de las que tanto disfrutó en París.
Aser Álvarez se confiesa feliz con el resultado de un trabajo que ha sido «duro e difícil» porque Camba no lo puso fácil. «El mesmo encargouse de borrar o seu rastro na historia, era un home moi celoso da súa intimidade». Tanto, que las únicas imágenes que han llegado a nuestros días pertenecen a su entierro. Así se las gastaba aquel sibarita que vivió su juventud como anarquista en Buenos Aires y murió siendo un escéptico que pensaba que «todas las pompas son fúnebres».