Hubo quien se acercó a comer el pulpo a los locales situados alrededor de la capilla, donde este año no ha habido ni novenas ni misas
25 oct 2020 . Actualizado a las 19:49 h.San Simón (Vilanova) debería estar estos días lleno de luces, música y puestos de rosquillas. Debía oler a pulpo y a garrapiñadas, y maravillar a todo el mundo con la capacidad que desarrollan conductores y romeros para convivir tan cerca y sin apenas incidentes. Nada de eso ha ocurrido. San Simón se ha celebrado estos días sin fiesta ni barullo. Hasta la pequeña capilla, superviviente junto a una carretera de tránsito intenso, se ha quedado vacía: los actos litúrgicos se han trasladado, por aquello del covid y los aforos, a la iglesia parroquial de Baión.
Aún así, ha habido quien este domingo ha querido hacer un pequeño homenaje a la tradición y a mediodía acudió a comer el pulpo a los locales que rodean la capilla y que, todos los fines de semana, ofrecen en su menú las tapas del preciado cefalópodo.