Dos generaciones manteniendo a flote las bateas de las rías gallegas

Rosa Estévez
rosa estévez VILANOVA / LA VOZ

VILANOVA DE AROUSA

MARTINA MISER

Mar de Arousa lleva casi medio siglo perfeccionando la fabricación de bombos

26 sep 2020 . Actualizado a las 12:44 h.

A veces es preciso acercarse a las cosas para percibir su verdadera dimensión. La lógica nos dice que los flotadores de las bateas tienen que ser piezas grandes, enormes. Pero es cuando los vemos a unos pasos de distancia cuando las palabras cobran su justa medida. En el interior de la nave de Mar de Arousa (Vilanova), varios de estos gigantes de hierro y poliéster descansan sobre el hormigón con la tranquilidad de saber que están en buenas manos. Unos han vuelto a tierra para ponerse a punto: pronto regresarán a la ría. Otros acaban de nacer, acuñados por las manos de un equipo formado por media docena de trabajadores que atesoran la experiencia de varias generaciones.

El negocio lo pusieron en marcha Manuel y Rudesindo González junto a Avelino Fajardo, a mediados de los años setenta. Hasta aquel momento, el sector del mejillón había crecido de forma casi espasmódica, con saltos adelante y grandes retrocesos. Pero en los setenta el sector mejillonero comenzaba por fin a tomarse en serio a sí mismo. Las bateas empezaron a ser observadas como una fuente de riqueza que requería trabajo, pero también inversión. Y en los puertos arousanos, florecían empresas de artesanos capaces de construir soluciones a la medida de las necesidades del sector.

Manuel, Sindo y Avelino fueron de aquellos pioneros que se arremangaron y comenzaron a dar servicio al sector del mejillón, contribuyendo a sentar las bases de una actividad que no tardaría demasiado en convertirse en elemento crucial en la economía de la Galicia costera. Los primeros flotadores de su negocio se fabricaban de hierro. Casi medio siglo después, en el taller Mar de Arousa, regentado ahora por sus hijos Sindo, Manuel y Avelino, la segunda generación, el hierro se ha aliado con el poliéster.

En un taller dedicado a la fabricación de una pieza tan específica, parece que el margen para la innovación es pequeño. Pero existe, y en Mar de Arousa lo están aprovechando: desde hace unos de años fabrican una gama de flotadores sumergibles: tienen un depósito que se llena o vacía de agua, en función de los intereses de los productores. Cuando a los bateeiros les conviene, pueden «deixar somerxida toda a parrilla».

Tecnología contra desplomes

¿Y por qué habría de querer un mejillonero meter bajo el agua su batea? Pues, por ejemplo, para evitar que con oleajes fuertes, las sacudidas del mar acaben provocando la caída del mejillón de las cuerdas. «Estes anos os produtores están a ter bastantes problemas de desplomes, e esta é unha medida que axuda a minimizalos, porque se a batea está elevada, coas olas sacódese máis», explica Sindo González.

Cuando surgió ese nuevo modelo, «levábao só algún cliente especialmente listo», cuenta. Ahora, sin embargo, «de cada tres bateas que facemos, unha é somerxible».

En Mar de Arousa la actividad en estos momentos es doble. Por un lado, se construyen nuevos flotadores, aprovechando las líneas de ayuda que cada año sacan las distintas administraciones. «Cando hai subvencións, moita xente aproveita para facer todo de novo; as axudas dan pé a que a xente renove as bateas». Claro que no se llega a los niveles de los años noventa, cuando «todo o mundo quería todo novo e non se reciclaba nada. Daquela había que chamar á xente da chatarra e pedirlle por favor que che levara os bombos». Ahora la cosa ha cambiado. Por un lado, porque la crisis ha enseñado a los bateeiros que hay que aprovechar lo que se tiene. Por el otro, porque ha crecido la sensibilidad ambiental. Así que ahora muchos bombos salen del mar periódicamente para ser puestos a punto y volver a las aguas de la rías gallegas. E incluso más allá.

De Arousa a Andalucía

Porque Mar de Arousa se ha ganado, a lo largo de los años, una justa fama entre los productores de mejillón gallegos. «Nós facemos as cousas ben. Se nos encargan un flotador novo, facemos un flotador novo; non vendemos unha cousa pola outra».

Ese buen nombre hace que haya flotadores salidos de la factoría de Vilanova en la mayoría de las rías gallegas. Desde Sada a Aldán, pasando por Arousa, el gran baluarte del sector del sector. «Tamén temos feito flotadores para Andalucía», una comunidad que ha intentado abrirse hueco en el cultivo de este marisco humilde, pero sabroso.

Volvamos a Galicia, donde el sector del mejillón «parece que se está recuperando» tras el duro bache atravesado diez años atrás. «Daquela había moitos impagos; os bateeiros cobraban moi tarde, e iso acababa repercutindo en toda a cadea do mexillón», dice González. Entonces aguantaron. Y ahí siguen.

Las cifras:

De 3 a 6 Metros de largo

«O tamaño dos bombos depende, lóxicamente, do tamaño das bateas», explica Sindo González.

De 2 a 2,4  Metros de alto

«Todas as pezas van por encargo e á medida que o cliente quera», explican desde la empresa vilanovesa.

3.000-5.500 Kilos

Peso que pueden tener las gigantescas estructuras que se fabrican en el taller de Mar de Arousa, en Vilanova.Donde también se realizan otro tipo de construcciones metálicas.