Vilanova inauguró ayer una nueva edición del Oktoberfest, en el que la cerveza de procedencia germana es la protagonista. Una gran carpa ocupó el Xardín Umbrío. En ella, decenas de litros de la popular bebida alcohólica esperaban a los vilanoveses más animados. Además, también se ofertaban productos gastronómicos: hasta salchichas de un metro de largo se vendía en la barra.
El alcalde, Gonzalo Durán, y algunos concejales fueron los primeros en degustar estos manjares. Fue tras la aparición de los ediles cuando la gente comenzó a llegar al evento. Poco a poco, el público saciaba su sed, provocada por un calor sofocante, con jarras de un litro de capacidad. La fiesta es una gran oportunidad para empaparse de la cultura germana. Junto a la bebida y a la comida, unos potentes altavoces reproducían música tradicional del país bávaro. Incluso muchos de los asistentes iban vestidos para la ocasión: ataviados con adornos y complementos alemanes.