Mezcla de culturas y de idiomas en los cámpings arousanos

sara meijide VILAGARCÍA / LA VOZ

VILANOVA DE AROUSA

Meijide

Los fines de semana se completa el aforo de acampada, y durante los días laborables la ocupación es del 80 %

07 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El cámping está de moda. La ría de Arousa se ha convertido en un destino turístico sin precedentes e irse de acampada, cada verano que pasa, está más demandado. Si en los meses de julio y agosto. Los hoteles baten récords, las tiendas de campaña y los bungalós no iban a ser menos. Vilagarcía, en concreto, está de enhorabuena. Y es que la capital arousana gusta a los visitantes porque «tienes a tu disposición lo mismo que en las grandes ciudades pero con muchísima más tranquilidad», asegura una madrileña que veranea, desde hace tres años, en la ciudad. Y añade «que cada vez es más complicado encontrar donde hospedarse» en estos meses tan calurosos. Por este motivo, son muchos los que no pierden el tiempo navegando por Internet para encontrar las mejores ofertas hoteleras. «La comodidad de llegar a buena hora y tener tu sitio solo te la da el cámping», asegura Xesús, uno de los responsables del cámping Río Ulla, en Bamio. Y es que la ocupación de las áreas de acampada en Vilagarcía roza el 100 % durante los fines de semana y no suelen bajar del 80 % durante la semana. El precio de las parcelas oscila entre los veinte y los cuarenta euros por noche. Precios en los que apenas importa el tamaño de la tienda o caravana, «la parcela es la parcela», aseguran desde el cámping Paisaje, de O Terrón. Emilio, responsable de este establecimiento reconoce que la zona de acampada es para muchos «una medicina» que no puedes quitar.

Alemania, España y Rumanía

Carlos y Rebecca son un matrimonio alemán, pero con raíces gallegas, que, como ellos dicen, viven «enamorados de estas tierras». Nacido en Vigo, Carlos lleva cuarenta años viviendo en Alemania, «ya se nota en el acento», confiesa. Pero siempre que puede se escapa a Galicia. «No conocíamos el sur de la comunidad pero nos encanta», explica. Y es que aún no han puesto punto y final a su estancia veraniega en Vilanova y ya están pensando en repetir para el año. «El mar, las rocas, todo, todo, nos encanta», explica Rebecca. Aunque sin duda, lo que más gusta a esta familia es la comida «de la tierra». Quizás por esto celebren, habitualmente, una comida muy typical spanish con sus compañeros de parcela. Alemania, España y Rumanía se sientan en la mesa de esta rulot para compartir chorizo, tortilla de patatas y cerveza, «mucha cerveza». El cámping les permite conocer mejor a la gente del lugar, de una forma más próxima y «real». «Hemos recorrido toda España y aquí estamos mucho más tranquilos, y el cámping es maravilloso».

Domingo, un sevillano de ochenta años, solo teme que no le renueven el permiso de conducir más años y «no poder seguir disfrutando del cámping aquí, en Vilanova». Recuerda con nostalgia la primera vez que vino a esta zona. Hace ya veintisiete años, «cuando todo era verde y no había nada edificado», que este andaluz se rindió a los pies de este municipio. Para Domingo, O Terrón y cámping van de la mano. «Es necesario escapar de Andalucía, en verano el calor es inaguantable», asegura emocionado mirando el recinto.