¿Somos vagos a la hora de cuidar un planeta para el que no hay recambio?

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

CEDIDA

En el marco del programa Erasmus + «Go Green», alumnos del Cotarelo y de centros de Suecia, Bélgica y Portugal plantean pequeñas acciones contra la emergencia climática: usar menos el coche, arreglar lo que se rompe... ¿Será cierto que no lo hacemos por pereza?

27 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El instituto Cotarelo Valledor (Vilagarcía) tiene estos días vocación internacional. Por sus pasillos se mueven estudiantes que han llegado desde Suecia, Bélgica o Portugal. Forman parte del alumnado de centros que, como el de Vilaxoán, forman parte del programa Go Green, una iniciativa enmarcada dentro de los proyectos de Erasmus+ que ha facilitado que un puñado de alumnos de distintas nacionalidades tejan redes y reflexionen en conjunto sobre la emergencia climática, la necesidad de cuidar el medio ambiente y —quizás lo más importante— la manera de hacerlo. La experiencia tuvo su primera parada en Suecia, la segunda en Bélgica y la última será Madeira. Ahora toca el turno de Vilagarcía: las embajadas de todos estos países ya están en la capital arousana, donde ayer fueron recibidas por el alcalde Alberto Varela.

El regidor quiso felicitar a quienes participan en el proyecto «por vuestra conciencia medioambiental, una conciencia que mi generación no tenía y que hoy hace más falta que nunca». «El cambio climático no puede esperar más tiempo», señaló el regidor antes de dar paso a las personas que ejercieron de portavoces del estudiantado. La primera fue Mara, que recordó que en Suecia se había trabajado el tema de los «lugares vulnerables» del planeta. Un estudio que les hizo convencerse de que la situación de la Tierra «es más grave de lo que pensábamos».

Manuel le dio el relevo y explicó lo aprendido en Bélgica, donde el asunto que se abordó fue el de las energías renovables, su uso y el nivel de desarrollo e implantación en los distintos países. Allí experimentaron con placas solares y elaboraron cargadores para móviles que utilizan esa alimentación. Y llegaron a la conclusión, tras experimentar y debatir, de que «cómpre que substituamos as diferentes enerxías que proceden dos combustibles fósiles por enerxías verdes e sostibles».

Kariani fue la tercera en hablar y lo hizo sobre el aquí y el ahora: el trabajo que se va a desarrollar estos días en el Cotarelo Valledor. «Imos traballar sobre como reducir a pegada de carbono», explicó. Y habló de todas esas cosas que todo el mundo sabe, pero que muchas veces ignoramos porque «somos un poco vagos». Habló, por ejemplo, de promover el uso de formas de movilidad sostenible, algo en lo que la ciudad, reconoció, ya está trabajando. Y hay que consumir productos de proximidad, productos locales.

En octubre, explicó Diego, durante su estancia en Madeira, se hablará de la necesidad de convertir la nuestra en una economía circular, en la que la segunda mano cobre protagonismo, en la que las cosas que se estropean sean reparadas y alarguen su vida. Según explicarían después las docentes que dirigen la experiencia Go Green en Vilaxoán, Fernanda Miguéns y Alicia Rodríguez, hay muchos países en los que ya se han creado espacios a los que la gente acude para recibir ayuda para arreglar lo que se ha estropeado y alrededor de los cuales va creciendo el espíritu de comunidad. Ese sistema despertó el interés del alcalde Alberto Varela; quién sabe si lo incluirá en sus propuestas.

Antes de que el alcalde tomase la palabra para despedir a las delegaciones internacionales, Brais reconoció ante sus compañeros de Erasmus+ que esta que está viviendo es una experiencia vital única. Y tanto: la rapazada está conociendo otras culturas, otras formas de vivir y debatiendo entre iguales el que, probablemente, sea el mayor problema que encara la humanidad en este siglo XXI. Como señaló Alberto Varela, hacer frente a la emergencia climática es una de esas cuestiones en las que «non se pode botar balóns fóra, porque é unha cuestión de todos e todas».