El ladrido de unos perros evita el asalto de madrugada a una vivienda en Vilagarcía

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Martina Miser

La irrupción de sus propietarios hizo huir a un encapuchado, que había saltado ya el cierre de la casa, ubicada en el barrio de A Lomba

24 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Una misma hora, las dos y media de la mañana, dos episodios de origen probablemente similar con una semana de por medio, y un individuo encapuchado como protagonista conforman una escena que difícilmente podrán olvidar quienes la han sufrido y tienen, todavía, el susto metido en el cuerpo. Una familia de Vilagarcía de Arousa denunció el miércoles el intento de allanamiento que padeció en su vivienda la madrugada anterior. La casa que habitan se encuentra en el barrio de A Lomba, a un paso del centro de la ciudad, y solo la intervención de sus perros, que con sus ladridos les alertaron de lo que estaba sucediendo, evitó lo que, como mínimo, hubiese supuesto un mal encuentro.

De acuerdo con el relato de los denunciantes, el reloj había marcado las dos y media de una noche por lo demás tranquila cuando los canes comenzaron a ladrar. Los dueños de la vivienda, de carácter unifamiliar, tenían la mosca detrás de la oreja a raíz de un incidente anterior y prestaron atención al alboroto que generaban las mascotas. Corrieron a la puerta de su casa y, al abrirla, pudieron observar a un individuo que había saltado ya el cierre que rodea la propiedad. Entre su presencia y los ladridos que arreciaban, el sujeto debió de pensárselo dos veces, para acabar encaramándose de nuevo a la valla, precipitarse al exterior y huir a la carrera en dirección al campo de fútbol de A Lomba.

Todo transcurrió bastante rápido y, obviamente, bajo muy poca luz, de forma que los testigos del intento de asalto únicamente pudieron esbozar una somera descripción del tipo que intentó allanar su domicilio. Una altura aproximada de 1,70 metros, una corpulencia que no llamaba la atención y la vestimenta que se podía esperar para una incursión de este tipo: ropa negra y una capucha del mismo color con la que se cubría la cabeza.

Para los habitantes de la vivienda llovía sobre mojado, ya que una semana antes se enfrentaron a un percance que entonces consideraron menor. La casa dispone de un sistema de alarma que se disparó a la misma hora: las dos y media de la mañana. Como quiera que no advirtieron nada más fuera de lo normal, sus propietarios desconectaron y reiniciaron el aparato, sin darle al asunto mayor importancia. A la luz de lo ocurrido el miércoles, su percepción de aquello ha cambiado y ahora sospechan de una primera intentona. Tras el segundo episodio, unos vecinos les contaron que también a ellos les había saltado su alarma, un par de semanas atrás, a una hora parecida. «Estamos —subrayan con lógica— preocupados».