Una buena impresión sí que cuenta

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MONICA IRAGO

Los tíos abuelos de Lourdes y Fran apostaron por la imprenta en 1960; ellos mantienen hoy el negocio vivo, pero Paco y Domingo no lo reconocerían porque la evolución ha sido tremenda

06 ene 2023 . Actualizado a las 11:14 h.

Fue en 1960 cuando Paco y Domingo, que trabajaban en el sector de la imprenta aunque en empresas distintas, decidieron que, conociendo el oficio como lo conocían, era mejor buscarse las habichuelas motu proprio que depender de las veleidades del patrón de turno. Y fue ahí cuando surgió Gráficas Baños. No era ni un mal momento ni un mal sector porque el asunto de las artes gráficas comenzaba a despuntar y a ellos, con las lógicas dificultades, no les fue nada mal. De hecho, les fue lo suficientemente bien como para que el negocio durara treinta años y llegara en 1992 el relevo. Ahí entraron la segunda y la tercera generación. Llegó primero Juan Baños, sobrino de Paco y de Domingo, y luego Lourdes y Fran, hijos de Juan.

Cambió la ubicación del negocio, que pasó de la zona de O Castro en la que estaba, por Fariña Ferreno y luego en el 2006 a su actual ubicación en la avenida López Ballesteros, y cambió también el negocio en sí, porque fue en aquellos años cuando arrancó la nueva forma de trabajar. «Fue ahí cuando dimos el salto a la era digital», recuerdan Lourdes y Fran. Se pasó de la máquina offset, con la que ya no se podía llegar a lo que los clientes demandaban, a las nuevas tecnologías. Entonces se trabajaba muchísimo con la papelería interna de las empresas. Es decir, formularios de facturas, albaranes, sobres, tarjetas de visita etc. Un tipo de trabajo que todavía existe, pero que poco a poco va desapareciendo. Tocaba reformarse o morir. Y la familia Baños escogió la mejor opción.

Si Paco y Domingo pudieran pasarse por lo que ahora es Baños Print no darían crédito a lo que allí se hace. No se creerían que Lourdes y Fran tienen el mismo oficio que tenían ellos. «Ahora la imprenta está enfocada en un porcentaje altísimo a la publicidad», afirman.

El cambio fue lento porque todavía no era fácil encontrar maquinaria digital, pero en Baños Print tenían claro que ese era el camino. «Mi padre tuvo una gran visión y apostó por enfocar el negocio hacia ahí. Y fue un acierto», apunta Fran. Muchos se quedaron en el camino y otras empresas tuvieron que irse adaptando poco a poco a la nueva era. «No debió ser fácil decirle a alguien de los de toda la vida, de cuando imprimir era un arte, que le diera a un botón y que ya salía el trabajo. Ahora el trabajo básicamente es en el ordenador», recuerdan.

Que hayan cambiado los modos no significa que también lo hicieran los materiales. «El papel de toda la vida sigue existiendo», dicen Lourdes y Fran, aunque la cosa se ha complicado porque los costes se han disparado. El gran cambio llegó con los vinilos, que van imponiéndose poco a poco. «Empezó como un complemento, pero está cogiendo fuerza», dicen.

El sector de Lourdes y Fran también notó el golpe de la crisis. «Notas que algunos sectores, algunos de nuestros clientes, pegaron más bajón que otros, pero a nosotros nos repercute y nos come también», explican.

En Baños Print decidieron hace algunos años lanzarse a la impresión de gran formato y rotulación y la apuesta tampoco salió mal. El récord lo tiene una lona para un andamio de una obra que medía 120 metros cuadrados: doce metros de largo por diez de ancho.

A estas alturas está claro que una empresa no puede ceñirse al mercado local para subsistir. Y eso lo tienen muy claro en Baños Print, que tienen clientes ya no solo de fuera de Galicia sino allende los mares. Sudamérica es un buen nicho de mercado y hay trabajos que salen hacia allí. No de forma directa, porque no contactan ellos con el cliente original, pero sí con el diseñador del trabajo publicitario en cuestión, que sirve de nexo de unión.

El último truco para sobrevivir es la constante innovación. «La máquina más antigua que tenemos tiene cuatro años», dice Fran. Y no es cosa barata. «La más económica cuesta cinco mil euros y la más cara, sesenta mil», explican. El diagnóstico del sector no está muy claro. Sí tienen muy claro en Baños Print que la supervivencia pasa por apostar por la faceta publicitaria. Y ahí hacen de todo. Desde grandes encargos hasta los programas de fiestas de las parroquias más pequeñas.

Lo que parece difícil es que haya una cuarta generación de los Baños en la imprenta. « «Nunca se puede cerrar la puerta de todo, pero la vida del autónomo es muy dura», incide Fran. «En principio, no la queremos para los siguientes, queremos algo menos esclavo», concluye Lourdes.