Fernando Remírez de Esparza, presidente del Real Club de Regatas Galicia: «Claro que tienen futuro este tipo de sociedades»

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Martina Miser

Defiende que los jóvenes van regresando poco a poco a una entidad ya centenaria

11 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Nació en Ceuta, pero es imposible que tenga recuerdos de su estancia allí, porque duró poco más de dos años. Su padre era militar y la familia se desplazaba a donde destinaban al coronel. Tocó vivir también en Valencia y en Zaragoza, pero siempre con Vilagarcía como punto de destino vacacional, a fin de cuentas es nieto de López Ballesteros. Fernando Remírez de Esparza Elías de Molins (Ceuta, 1974) es, desde hace un par de años, el presidente del Real Club de Regatas Galicia, algo que seguro que haría especialmente feliz a sus padres. Una entidad que en este 2022 ha cumplido 120 años de historia, nada menos.

A su progenitor, dice Fernando que a partir de los seis años dejó de llamarle papá para llamarle «coronel». Desde que era pequeño lo llevaba al Club de Regatas para que saludara a todos los amigos de sus padres. Eran aquellos veranos en los que en la entidad de la avenida de A Mariña coincidían quienes pasaban el invierno viviendo lejos de Vilagarcía. No le gusta a Fernando que para definirlos se utilice el término de «madrileños». «No somos los mal llamados madrileños, somos gallegos que vivimos en Madrid o en otros lugares, pero que somos más gallegos que nadie», proclama. 

El asunto es que en esos veranos eternos de tres meses que Fernando pasaba en Vilagarcía comenzó a cogerle el gustillo al mar. Comenzó a regatear en vaurien —«compartí un verano con Antón Paz», recuerda—, pero pronto se pasó a la clase snipe. Y ahí nunca, o muy pocas veces, faltó a uno de los grandes momentos del Club de Regatas Galicia, que es el trofeo San Roque. Compartía barco habitualmente con su primo. No eran de los mejores, «pero nunca quedé último», afirma. Recuerda Fernando una prueba a mediados de los 90 en la que un temporal azotó con fuerza la ría y la mayoría de la flota decidió abandonar. «Aguantamos, quedamos sextos y nos dieron un trofeo. Es mi único logro como regatista», confiesa.

Durante esos veranos, compartía el snipe con su primo Chema. Unos días, para navegar y otros para ir a pescar, pero siempre con el Real Club de Regatas Galicia como punto de referencia, del que era socio desde que cumplió los dieciocho años. Poco a poco se fue integrando también en la dinámica del club y formó parte de dos juntas directivas, hasta que en marzo de 2020 dio el salto a la presidencia de la entidad.

Pero, ¿tienen futuro este tipo de entidades hoy en día? Porque muchas han desaparecido o van camino de ello

«Sí, ha ocurrido de todo. Han ido desapareciendo por problemas económicos, falta de socios, discrepancias, fusiones que no se hicieron bien...», responde Fernando. Él sin embargo es optimista y ve relevo. «En los últimos veranos vienen bastantes jóvenes, de entre 20 y 24 años, que quedan en el club para tomar una cerveza y charlar entre ellos. Hay relevo, claro que tienen futuro», asegura. De hecho, defiende el presidente que el Club de Regatas sigue aumentando su nómina de socios, aunque reconoce que las bajas también aparecen por motivos lógicos. «He tenido que enviar ya siete cartas de pésame», lamenta.

Una de las claves de la supervivencia, como ya apuntaba Fernando a la hora de explicar las causas de las desapariciones de otras entidades similares, es la del dinero. «Estamos saneados, pero sin una economía boyante», reconoce. Y ahí subraya el apoyo de los patrocinadores como fundamental para que hayan mejorado los números del club desde su llegada. A partir de ahí toca ir pensando en mejorar un edificio antiguo. Unas mejoras que, asegura el presidente, se centran sobre todo en cuestiones de seguridad. Su tarea no ha sido fácil porque, como recuerda, a las pocas semanas de asumir la presidencia apareció la pandemia. Pese a ello, el Real Club de Regatas Galicia consiguió organizar un par de regatas al año y, si de algo se encuentra especialmente orgulloso Remírez de Esparza es del homenaje a Celestino Villar, Chicho Ricoy, el socio más antiguo de la entidad y que, con su Morriña II, le dio un gran impulso al deporte de la vela en Vilagarcía, dice.

El otro objetivo que se ha propuesto Fernando es hacer del Club de Regatas una entidad más accesible, más cercana. Desterrar todo aquello de la leyenda de las bolas negras y demás. Eso sí, siempre teniendo claro que «somos un club de regatas», dice. Un club de regatas, eso sí, indudablemente peculiar porque, como dice su presidente, «cuando entras en el salón es como si estuvieras en Inglaterra».