Vilagarcía, Matosinhos y la Operación Mimosín

José Ramón Alonso de la Torre
J.R. Alonso de la torre REDACCIÓN / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Mónica Irago

Los dos concellos vuelven a intentar por enésima vez fortalecer un hermanamiento de 63 años

02 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Vilagarcía de Arousa está hermanada con la ciudad portuguesa de Matosinhos desde el año 1959. Es un hermanamiento antiguo, de cuando no estaban de moda estas relaciones fraternales entre ciudades, y se fraguó a raíz de un partido de fútbol. Pero han pasado más de 60 años desde entonces y la verdad es que esta hermandad ha sido más bien tibia, aunque con algunos episodios que podrían calificarse, si no de históricos, sí de bizarros, castizos o berlanguianos como cuando Matosinhos y Vilagarcía se hermanaron por lo que dio en llamarse la Operación Mimosín.

La pasada semana se ha producido un nuevo intento de potenciar la relación entre las dos ciudades, que van a colaborar intercambiando experiencias sobre la movilidad urbana, el transporte sostenible, el urbanismo para las personas, el turismo, la cultura y el deporte. Incluso en el ámbito de los festivales musicales, el Beach Party, el Atlantic Fest y el Revenidas pueden formar parte de este nuevo intento de amarse más estrechamente.

La verdad es que, en Vilagarcía, el hermanamiento con Matosinhos nunca se ha valorado como se debiera ni se han extraído frutos de esta relación histórica. Parece como si el propio diminutivo de la ciudad portuguesa le quitara importancia y convirtiera en aldea de tercera una población de 172.000 habitantes.

La Avenida «Villagarcía de Arosa» en Matosinhos
La Avenida «Villagarcía de Arosa» en Matosinhos MONICA IRAGO

En Vilagarcía, hay una avenida llamada Matosinhos donde se encuentra el estadio de A Lomba, no es que sea una gran arteria ciudadana, pero bien es cierto que en los últimos años ha cogido un poco de aire y ya no es tan triste como antaño. En Matosinhos, sin embargo, la Avenida de Vilagarcía es una calle amplia, importante y moderna que conduce al que, en el año 2001, era considerado el tercer centro comercial de Europa. El primero era Bluewater en el condado de Kent, a las afueras de Londres; el segundo era Vasco de Gama, en Lisboa, y el tercero era el Norteshopping de Matosinhos con sus 260 tiendas, 40 restaurantes, 8 cines, 18 boleras, 5.000 plazas de aparcamiento, un FNAC y un espacio cultural llamado Silo.

Además, en Matosinhos está el aeropuerto de Oporto, muy utilizado por los viajeros gallegos, el puerto de Leixoes, uno de los más importantes de la península Ibérica, el espacio ferial Exponor y la fundación Álvaro Siza, el gran arquitecto portugués natural de Matosinhos. Claro está que sobre Álvaro Siza habría mucho que precisar: no olvido la reverberación tremenda que tenía el edificio de la facultad compostelana de Xornalismo, obra del arquitecto portugués, donde tosías una vez y resonaban cuarenta toses, sonaba un móvil y parecía que 50 llevaban uno sonando en su bolsillo. Recuerdo sendas conferencias de Vargas Llosa y Pérez Reverte en su salón de actos en las que solo escuchaban bien los espectadores de las dos primeras filas.

Una empresa de cantería de Xil (Meaño) fue la encargada de colocar la piedra y el mármol en el museo de arte moderno de la fundación Serralves de Oporto. Los canteros arousanos me contaban que se volvían locos cada vez que llegaba el arquitecto, veía líneas donde no las había y mandaba al psiquiatra a los jefes de obra. «Creo que o arquitecto se chama Tiza, Sisa o algo así. A min dame igual que tolee, xa me mandou levantar dúas veces toda a pedra, pero como quen paga é o goberno portugués... Creo que alí é unha gloria nacional», me contaba un canteiro, que recordaba cómo en los retretes transparentes del Club Náutico de Matosinhos tuvieron que pegar papeles en los cristales para lograr cierta intimidad. La avenida de «Villagarcía de Arosa» en Matosinhos es una calle tan importante que constituye la prolongación de la arteria de más renombre de la ciudad: la avenida de la República. Se puede llegar a ella desde Oporto en metro: la línea azul, parada Parque de Real, partiendo desde el mercado do Bolhão.

En febrero de 1987, gobernando Vilagarcía Rivera Mallo, el Concello participó en la exposición conmemorativa de la inauguración del Palacio Municipal de Matosinhos. La exposición se celebró en mayo y ese mismo mes, Rivera Mallo ganaba las elecciones municipales con una aplastante mayoría absoluta. Quien quiera conocer cómo era aquel Matosinhos de los 80 y los 90, puede visitar hoy el MuMMa (Museo da Memória de Matosinhos), inaugurado hace un año, que propone un viaje fotográfico por aquella ciudad industrial y pescadora que se ha convertido hoy en una capital emprendedora y cosmopolita.

Cinco años después de aquella visita oficial del Concello de Vilagarcía, en junio de 1992, Matosinhos se convirtió en una ciudad clave en la política vilagarciana al protagonizar la Operación Mimosín, que fue como se calificó periodísticamente el «secuestro» del concejal Javier Rionegro para convencerlo de que no apoyara una moción de censura que habría desbancado a Javier Gago de la alcaldía para volver a poner a Rivera Mallo.

Manuel Rodríguez Cuervo y Javier Gago con sus esposas se llevaron a Rionegro y a su señora, durante un fin de semana, en calidad de invitados oficiales, a las fiestas patronales de Matosinhos. Apuntalaron allí la estabilidad del equipo de gobierno y, de paso, evitaron las tentaciones preparadas para animar a Rionegro a apoyar la moción de censura. Nunca como durante la Operación Mimosín fue tan importante el hermanamiento Vilagarcía-Matosinhos.