Los narcoveleros, la vía más rentable y discreta para meter cocaína en Galicia

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Vilaboa-Cabo Verde. El Nergha zarpó de la ría de Vigo y fue abordado (imagen) en el perímetro de Cabo Verde con 1.200 kilos de cocaína procedentes de Mauritania. Es el último velero gallego decomisado con coca, navegaba sin velas y tenía problemas en el motor; de no ser abordado, no hubiera llegado a Galicia.
Vilaboa-Cabo Verde. El Nergha zarpó de la ría de Vigo y fue abordado (imagen) en el perímetro de Cabo Verde con 1.200 kilos de cocaína procedentes de Mauritania. Es el último velero gallego decomisado con coca, navegaba sin velas y tenía problemas en el motor; de no ser abordado, no hubiera llegado a Galicia. cedida

Basta un barco y una mínima tripulación para recoger y entregar la droga, no requiere licencias, como los pesqueros, y pueden moverse con libertad; las unidades policiales especializadas reconocen un aumento del método para importar alijos

08 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El último alijo de cocaína apresado en un velero gallego se juzgará a partir del día 20 en la Audiencia Nacional. 1.200 kilos interceptados en julio del 2020, en Cabo Verde (operación Bateas), transportados por una tripulación en su mayoría inexperta a bordo de un barco destartalado. Un viaje suicida e impropio del peyorativo prestigio que envuelve a las travesías patroneadas por narcos da terra a lo ancho del Atlántico. El arousano Pablo Vázquez Brea, nunca condenado por narcotráfico, aviva esa leyenda. Se le ubica policialmente desde hace años surcando el océano para introducir toneladas de cocaína en la Península.

Cayó recientemente entrando en Ucrania para hacerse con un velero y seguir en la cresta de la ola. Introvertido, devoto de los coches de alta gama y extremadamente cauteloso en sus movimientos; hasta el punto de hospedarse una semana en un hotel, fuera de su zona de confort, Arousa, sin salir de la habitación antes de iniciar viajes transoceánicos.

«[Vázquez Brea] tomaba todas las precauciones imaginables», recuerda un agente que lo marcó de cerca. Carlos Silla, también de Vilagarcía, amigo y compinche de Vázquez, cayó en el 2021 con 5.000 kilos llegando a Portugal a lomos de otro velero. Antes, en el 2020, escapó de milagro tras incautarse 3.800 kilos en su ría natal; un alijo por el que responderá en la Audiencia de Pontevedra. «Forman una generación, junto a cuatro o cinco patrones más de la zona que nunca han caído, que en los últimos años han coronado muchos alijos en velero. De ahí la sensación de repunte de este método», detallan en el Equipo Contra el Crimen Organizado (ECO) Galicia de la Guardia Civil antes de añadir: «Hablamos de barcos preparados para cargar grandes cantidades. También los equipan con sistemas electrónicos de navegación y comunicación preparados para no ser detectados. Pero para todo eso hace falta la complicidad de ciertos profesionales de la náutica que aceptan esos trabajos pese a las sospechas que generan».

Otro agente especializado en narcotráfico en Galicia analiza este escenario de forma elocuente: «¿Cuántos veleros cruzan cada año el Atlántico? ¿Cuántos van y vienen al mar Caribe? O los tienes vigilados en el contexto de investigaciones o es imposible abarcarlos todos; salvo que hagan movimientos extraños al llegar a las Azores o las Canarias, que ahora mismo está muy caliente».

Hace un año trascendió la desaparición de un vecino de A Illa del que sigue sin saberse nada. Policialmente se le ubica cayéndose al mar mientras regresaba, en velero, de recoger un gran alijo de cocaína en el Atlántico que acabó descargándose en la ría de Arousa. Ese velero llevaba tiempo en el radar policial, una embarcación preparada que, incluso, utilizaron diferentes organizaciones para llenarse aún más los bolsillos. Este año, la inteligencia policial apunta a la llegada de al menos otros dos alijos de varias toneladas cada uno que también se descargaron en O Salnés con éxito. «El método para llegar a la costa sigue siendo las lanchas. Lo normal es que salgan a recoger los fardos a 60, 80 o 100 millas, pero también hemos visto casos de salir a 300 millas o más. Todo depende de la organización y de los mimbres que tengan para cada operativa», detalla el ECO Galicia.

 Solo dinero

Los veleros tienen capacidad para zarpar desde las Rías Baixas y aproximarse a Venezuela, el Caribe o Brasil, pero también para quedarse en el perímetro de las islas Azores y recibir la droga de un mercante u otro barco nodriza. «Un velero se compra con dinero, sin más, es mucho más sencillo que con un pesquero. Requiere —explica el ECO Galicia— burocracia y licencia de pesca para faenar en un caladero determinado ¿Pero qué pasa si ese pesquero navega a 300 millas de su caladero? Chirría... Un pesquero, por ejemplo, no puede acercarse a Venezuela y cargar, chirría también, y con un velero no pasa nada. Se mueven con libertad, son más discretos y no requieren tripulación preparada».

Los veleros permiten cargar hasta 5.000 kilos y las organizaciones que gestionan los envíos saben que a mayor cantidad, más ganancia; valorando siempre el porcentaje de mercancía que se quedará el patrón y la tripulación. Por eso, este método compensa más que el pesquero e, incluso, que el contenedor, que habitualmente transportan portes más reducidos. Por eso, el velero lleva años alimentando el mercado de la cocaína en España, Europa y África. La hemeroteca está saturada, desde los años noventa, de aprensiones en barcos deportivos. Otro método que contribuye al escenario actual en Galicia, con el precio del kilo de coca por debajo de los 25.000 euros. Un saldo nunca visto propiciado por la saturación de stock.