Detenidos doce traficantes de armas que comerciaban con fusiles, pistolas y munición en Lugo y Vilagarcía

André Siso Zapata
André S. Zapata LUGO / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

GUARDIA CIVIL

En la ciudad amurallada se encontraron hasta 15 colmillos de elefante, mientras que en Arousa se detectaron incluso armas históricas y miras telescópicas. La macrooperación Sayal se llevó a cabo en once provincias de España

23 jun 2022 . Actualizado a las 21:31 h.

Lugo y Pontevedra han sido las dos provincias gallegas afectadas por la Operación Sayal. Esta misión, coordinada por la Guardia Civil en once provincias de toda España y una de las más espectaculares que se recuerdan en el país, dejó doce detenidos en diversos registros. Todos, relacionados con el tráfico de armas

Según informó este jueves el Instituto Armado, en la operación se realizaron 17 registros en las provincias de Madrid, Toledo, Sevilla, Navarra, Girona, Tarragona, Pontevedra, Lugo, Salamanca, Murcia y Melilla, en los que se intervinieron 339 armas de fuego, 37.426 cartuchos metálicos de diferentes calibres, 13,2 kilos de pólvora, y silenciadores, entre otros efectos.

A los detenidos se les imputan los supuestos delitos de tráfico de armas, depósito de armas, depósito de armas de guerra, depósito de municiones, depósito de explosivos, tenencia ilícita de armas prohibidas, contra la salud pública (tráfico de drogas) y contrabando.

Los casos de Láncara y Arousa

En la provincia de Lugo, se llevaron a cabo dos registros en algún momento de la semana pasada en la localidad de Láncara. Allí, en una vivienda particular, se encontraron 24 armas, 7.500 cartuchos, 2,7 kilos de marihuana y 15 colmillos y figuras de marfil a un individuo que, a pesar de residir en Láncara, fue detenido en Melilla.

En Arousa, la Guardia Civil informó de la incautación de armas históricas, armas cortas, carabinas, más de 1.500 cartuchos de munición y hasta una mira telescópica para un rifle de asalto en una vivienda de Vilagarcía.

La operación se inició en octubre del pasado año, cuando los agentes, en otra operación independiente, procedieron a la detención en Madrid de uno de los principales traficantes de munición del país, que a través de Internet había vendido más de 36.000 cartuchos metálicos que enviaba a sus compradores por medio de paquetes postales.

Fruto de esta investigación, se puso de manifiesto que este individuo se dedicaba a esta actividad ilegal desde hacía varios años y que los compradores de dichas municiones eran personas que poseían armas de fuego de forma ilegal y que, por tanto, señala la Benemérita, «no podían adquirir las mismas en establecimientos autorizados, teniendo que recurrir al mercado negro para surtirse de las mismas».

El posterior análisis de la documentación y equipos informáticos intervenidos a dicho suministrador ilegal de munición, permitió la identificación de muchos de sus compradores, los cuales resultaron ser personas que poseían armas de fuego sin licencia y sin registrar, alguno de ellos relacionados con la delincuencia.

Se intervinieron hasta 17 armas de guerra

A uno de los detenidos en Madrid se le intervinieron 109 armas de fuego, la mayoría de ellas cortas (pistolas y revólveres) y entre las cuales se encontraban también un fusil de asalto automático AK-47 (arma de guerra) de última generación y plenamente funcional, 11 pistolas detonadoras transformadas para efectuar fuego real y cuatro pistolas semiautomáticas de fabricación completamente artesanal; además de más de 14.000 cartuchos metálicos de diferentes calibres, 5,6 kilos de pólvora para la fabricación de munición y abundantes piezas y componentes esenciales para el ensamblaje y manipulación de armas de fuego.

A otra de las personas detenidas en Toledo se le intervino un enorme arsenal de armas compuesto por 104 armas de fuego (75 cortas, 20 largas, cuatro detonadoras transformadas para hacer fuego real y 5 armas prohibidas de otro tipo) y 5.936 cartuchos metálicos de diferentes calibres. Muchas de las armas incautadas a este detenido habían sido introducidas ilegalmente en el país tras haber sido adquiridas por el mismo en el extranjero.

Entre las armas intervenidas destacan las 17 armas de guerra incautadas (fusiles de asalto y subfusiles), que dada su capacidad para hacer fuego automático (ametrallador), su posesión ilegal por particulares supone un riesgo máximo para la seguridad ciudadana, tanto en caso de su utilización como de su posible desvío a organizaciones criminales o terroristas.

Algunos de los detenidos, tenían las armas municionadas y listas para su uso, o en fundas para portarlas ocultas bajo la ropa en la vía pública, evidenciándose la intencionalidad de hacer un uso efectivo e ilegal de las mismas.

Con la presente actuación, dice la Guardia Civil que se impidió que el elevado número de armas incautadas, la mayoría de ellas cortas (y por tanto fácilmente ocultables), llegaran al mercado negro y hubieran llegado a manos de delincuentes.