—Pues… Siempre pensamos que el cambio de entrenador iba a surtir efecto. Que fuese tardío o no, eso al final lo dicen los números.
—¿Cómo valora estas cuatro temporadas en el Arousa?
—La sensación que me llevo, creo, además, realista, es que hoy el Arousa es un club mucho más fuerte, consolidado social y deportivamente, que cuando llegamos en el 2018. Esto no es solo gracias a mí, también al equipo que me rodeó y a la aportación que ha hecho la masa social. Hace cuatro temporadas el Arousa no era un equipo protagonista ni candidato al ascenso. Se convirtió en favorito al ascenso y con la vitola del salto de categoría. Pero ya digo, con mi esfuerzo y el trabajo conjunto con gente del club y de otros sectores de la ciudad. Cuando vine al Arousa renunciando al estatus que tenía como entrenador de Segunda B venía no solo con la idea de ascender el equipo, también con una idea global, de hacer crecer al Arousa como entidad; con una idea mucho más de club que de equipo. Y en ese sentido me voy con mucha satisfacción, repito, con la ayuda de más gente. Ahora solo quiero que a partir de la próxima semana el Arousa comience a hablar de futuro, de construir una plantilla fuerte para asaltar el ascenso a Segunda RFEF. Y despedirme diciendo ‘¡Hala Arousa!’.