Familiarizándose con las patas de cabra; ellas también saben trabajar en un almacén

Bea Costa
Bea Costa VILAGARCÍA

VILAGARCÍA DE AROUSA

Martina Miser

Paola y Emily realizan sus prácticas en Vilagarcía, en un sector en el que apenas hay mujeres y con muchas posibilidades laborales

21 may 2021 . Actualizado a las 00:27 h.

Emily Berzares y Paola Prol nunca habían imaginado verse entre tornillos o manejando una carretilla, pero en esas están desde el pasado 10 de mayo, a propósito de las prácticas del curso de auxiliar de almacén que realizaron en Castroman (Vilagarcía). Es una de tantas empresas que colaboran con la Mancomunidade do Salnés en el Plan Emprega Salnés, donde se ofrece formación teórico-práctica a personas en paro y en numerosas disciplinas. Valga como ejemplo el de nuestras dos protagonistas, que tan pronto aprenden a manejar drones, a llevar la contabilidad de una empresa como a soldar unos hierros. Ahora acaban de realizar las prácticas para obtener el certificado de profesionalidad de actividades auxiliares de almacén y enseguida empezarán otro curso de manejo de retroexcavadoras.

Frente a la hostelería y otros sectores que viven horas bajas, en los talleres de soldadura y los almacenes hay necesidad de mano de obra, y Paola y Emily están disponibles para trabajar haciendo inventarios y clasificando palés. La primera, de 19 años y vecina de O Grove, viene de trabajar en la hostelería; la segunda, de 24 años y de nacionalidad venezolana, tiene experiencia en el cuidado de mayores, pero no se pone barreras y por eso apostó por el multidisciplinar Emprega Salnés. Su meta es encontrar un trabajo que le permita asentarse definitivamente en España —adonde llegó hace dos años— y ahorrar lo suficiente para poder ayudar a su familia en Venezuela, donde hasta no hace mucho lo único que se podía comprar en el supermercado era sal y vinagre, relata Emily.

Las penurias económicas que atraviesa el país y el amor hizo que cruzase el Atlántico en busca de una nueva vida, y ahora se las ve lidiando con una pata de cabra. «Es la cosa más rara que me han pedido», explica. Esta herramienta —que se utiliza para retirar clavos y tornillos de maderas y otras superficies— es uno de los cientos de artilugios que pasan por el almacén de Castroman, donde la ferretería convive con los electrodomésticos, los muebles y el menaje.

El encargado de almacén debe revisar los pedidos, inventariar, etiquetar y colocar la mercancía; Paola y Emily ya han tenido oportunidad de descubrir la logística que se mueve en la trastienda, antes de que el producto llegue a la flamantes estanterías, y ha resultado todo un descubrimiento. Como también lo ha sido para muchos encontrarlas trabajando en Castroman, donde no están acostumbrados a ver mujeres manejando palés, y es que el trabajo en el almacén sigue siendo cosa de hombres. Sí, para cargar sacos de cemento hace falta fortaleza física, pero hoy en día, con las carretillas y elevadoras, estas maniobras no deberían ser un problema y las mujeres demuestran que también pueden, y con una sonrisa.