La pieza central de la humanización del barrio debe estar concluida en seis meses

serxio gonzález

El crecimiento de O Piñeiriño, en los años 70, colocó en el entorno de Fontecarmoa uno de los barrios más populosos de Vilagarcía, con un desarrollo demográfico que lo hace competir con soltura con los núcleos de Carril o Vilaxoán. Ni su estética ni su organización interna se han despegado, en los cincuenta años transcurridos desde entonces, de los criterios de la época en la que nació, marcados por el desarrollismo y una clara prioridad para la circulación motorizada en sus calles. El fin de este largo período sin demasiadas novedades comenzó a escribirse ayer, con el inicio de las obras que convertirán la parte nuclear de su principal vía en una gran plaza peatonal ajardinada.

El inicio de la intervención llega cuando está a punto de cumplirse un año desde que el gobierno socialista decidió cerrar al tráfico las zonas de Camilo José Cela que experimentarán esta radical transformación. Non foi sen tempo, pensarán los vecinos. Este prolongado lapso trae bajo el brazo, sin embargo, un par de ventajas importantes. La vida y la circulación del barrio se han acostumbrado a discurrir bajo la condición peatonal que adquirirá definitivamente este espacio. Por otra parte, esa peatonalización embrionaria facilitó que los establecimientos de hostelería que funcionan en este tramo de la calle pudiesen disponer en plena pandemia de unas terrazas para las que carecían de margen.

Se trata, en definitiva, de la primera gran actuación comprendida en el plan de humanización que el equipo de Alberto Varela está desarrollando en O Piñeiriño, y contó, a modo de fase previa, con la habilitación de una amplia zona de aparcamiento disuasorio, de uso libre y gratuito.

La empresa que acomete los trabajos es Excavaciones y Transportes Ivanca, que dispondrá de un plazo de seis meses para ejecutar la transformación de Camilo José Cela, entre la encrucijada con las calles Emilio Pardo Bazán y Fernández Gil e Casal, en uno de sus extremos, y con Julio Camba y Ramón Martínez, en el otro. Con un presupuesto de 178.081 euros, el proyecto diseñado por Mariano Vázquez, el arquitecto responsable de la peatonalización de la plaza de Galicia, convertirá esta zona en una área ajardinada, llamada a desempeñar un papel central en la vida social del barrio.

La plaza permitirá el acceso puntual de vehículos de carga y descarga, el uso de los garajes y las labores de emergencias. Pero se concibe, básicamente, para su disfrute sin coches. Combinará pavimentos de hormigón de distintos grosores, que diferenciarán las zonas exclusivas para peatones de aquellas que admitirán ese acceso puntual de vehículos. El solado contará, también con tratamientos diferenciados de texturas, colores y formas, jugando con mosaicos geométricos y motivos florales. La vegetación se configura a tres niveles, con plantas aromáticas, especies exóticas, arbustos y árboles. Y la iluminación comparte el mismo espíritu de humanización, a base de sistemas LED empotrados en el suelo que dibujarán sendas de luz, resaltarán la arquitectura y la vegetación, y recurrirán a colores cálidos para lograrlo.

Recreación de la imagen que ofrecerá la plaza cuando concluyan las obras
Recreación de la imagen que ofrecerá la plaza cuando concluyan las obras

Una rotonda hacia la avenida de Cambados para agilizar las salidas

La creación de esta gran plaza ajardinada se financia a través de los fondos del Plan Concellos de la Diputación, correspondiente al año pasado. La obra se integra en un plan de humanización y dinamización más amplio, que se inició con el ensanche de las aceras en las calles Fontecarmoa, Porto Rey y Álvaro Cunqueiro. Las estructuras ya están construidas, pero deben instalarse todavía bancos y maceteros en ellas. La reordenación del tráfico interno también está operativa desde hace meses, aunque para su conclusión resulta fundamental una pieza: la construcción de una rotonda en el último tramo de la calle Fontecarmoa hacia la avenida de Cambados y Vista Alegre para agilizar la salida del barrio.