Las reformas que pasan factura al monte

Rosa Estévez
Rosa Estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MONICA IRAGO

Los vertidos ilegales de residuos de obras que necesitan una gestión específica causan gastos extra a las comunidades de montes, hartas de una batalla sin fin

25 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Las circunstancias nos han empujado a redescubrir nuestros montes. Los más próximos, los que tenemos al lado de casa. Y eso nos ha permitido descubrir, de paso, que lejos de ser un problema aislado, los vertidos ilegales de todo tipo de residuos siguen proliferando. Los hay de todo tipo, sí, pero en los últimos tiempos, son los restos de obras —chapuzas más o menos pequeñas— los que parecen haber cobrado protagonismo. Entre cascotes y sacos de cemento, asoman con frecuencia uralitas, un residuo que exige una gestión especial, y del que deshacerse cuesta no solo trabajo, sino también dinero.

La comunidad de montes de Cea, en Vilagarcía, dio la voz de alarma hace unos días, tras detectar dos vertidos de ese material en sus terrenos. Pero el suyo no es un caso aislado. En O Grove también se han hallado vertidos de uralita y, en general, un sinfín de depósitos de restos de obra. «Tanto no monte como nos propios colectores de recollida do lixo», explica la concejala de Medio Ambiente, Ángeles Domínguez. La edila reconoce que su equipo está «moi sorprendido coa cantidade de verteduras que nos estamos atopando. É incomprensible; temos un punto limpo», explica.

Cierto es que hay residuos que no se pueden canalizar por esa vía, como las placas de uralita. Deshacerse de estas implica recurrir a un gestor autorizado y cuesta dinero. Así que hay quien prefiere pasar la cuenta a los propietarios de los montes en los que depositan, sin señales de remordimiento, esos materiales. En Vilagarcía, la comunidad de montes de Trabanca Badiña recuerda a la perfección una factura «de 6.000 euros por desfacernos dunhas verteduras dese tipo». Y mejor no pensar en las que puedan estar por venir, porque en los montes de esta entidad, los vertidos proliferan. «Hainos de todo tipo. De restos de obras, de limpezas en fincas, de chatarra, de electrodomésticos...».

Aunque puede que en el caso de Trabanca Badiña el problema sea mayor que en otras comunidades de montes, lo cierto es que el problema de los vertidos es generalizado. De ahí que la federación gallega esté dispuesta a impulsar una búsqueda conjunta de soluciones eficaces.

Mientras tanto, los comuneros libran esa batalla como pueden, cada uno aplicando sus recetas. En Cea, hace unos años hicieron una intensa campaña de vigilancia y denuncia que dio resultado: los vertidos se redujeron hasta dejar de ser un problema grave. Esa estrategia, la de «estar moito no monte, que vexan que hai movemento», es la que utilizan otras muchas comunidades, que consideran imprescindible que «cando se detecta unha vertedura destas, o que hai que facer é limpala canto antes para evitar o efecto chamada, porque ese si que funciona», apuntan desde Valga. Pero esas limpiezas, demasiadas veces, cuestan dinero. «Pagar, non é nin a primeira nin a segunda vez que temos que pagar. E por desgraza, seguro que aínda o teremos que facer máis veces», explican desde la comunidad de montes de Dimo, en Catoira. En O Grove, la concejala de Medio Ambiente advierte de que se intentará reforzar la vigilancia. Y de que si se descubre a un infractor, la sanción será ejemplar. En Cea, los comuneros piden más presencia policial en las pistas forestales. Y es que hay normas básicas que solo parecen aprenderse cuando se recibe una multa.